domingo, 22 de enero de 2017



HISTORIA DE LA “GRIETA” – 4

Continuando con la “grieta” (que, nació prácticamente con el país), tras la historia revisionista de Saldías, en 1890 el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos D'Amico (1839-1917), publicó el libro “Buenos Aires, sus hombres, su política”, donde las críticas al general Bartolomé Mitre, dejan en ridículo su figura cuando ya muchos lo creían un prócer.
En 1898, Ernesto Quesada (1858-1934), publicó “La época de Rosas”. Quesada, hombre respetado por su cultura y su poder económico y social, pudo ver cómo su obra fue alejada del público con el manejo de los grandes diarios que no comentaban nada sobre ella, ni siquiera para denostarla. Es que para denigrar algo hay que hablar con claridad sobre los motivos y cuando no los hay los liberales siempre ocultaron todo lo que prueba fácilmente la falsedad de los que hacen y dicen… Hoy en día, las pruebas las tenemos bien a la vista.
En 1906 David Peña (1862-1930) Publicó su libro “Juan Facundo Quiroga”, tomado de una serie de conferencias publicadas tres años antes en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Era la primera reivindicación que se hacía del caudillo riojano, hasta entonces transformado por los liberales en símbolo de la barbarie, del atraso y de la crueldad.
Años más tarde, Peña defendió a Juan Bautista Alberdi de los ataques que los liberales hacían contra su figura para oponerse al proyecto de que una calle lleve su nombre. En esa defensa, Peña redescubrió al Alberdi olvidado, al posterior a las “Bases de la Constitución” que fue un tenaz opositor de Mitre y sus aliados. En 1965, la defensa llevada a cabo por Peña fue reeditada bajo el título “Alberdi, los mitristas y la guerra de la Triple Alianza”.
En 1912 apareció un libro de carácter totalmente liberal, pero tenía la particularidad de exponer un enfoque diferente de nuestra historia, la obra se titulaba “Estudio sobre las guerras civiles argentinas” y su autor era Juan Álvarez (1878-1954. En la historia escrita por los liberales, los personajes que participan en su desarrollo siempre son intelectuales o pensadores que luchan por la libertad, nunca individuos comunes que anteponen sus emociones o sus razones económicas. Juan Álvarez (que fue abogado, juez e historiador) demostró que los motivos de nuestra guerras civiles eran cuestiones puramente económicas.
El historiador Carlos Ibarguren (1877-1956), publica en 1922 el libro “Juan Manuel de Rosas, su historia, su vida, su drama”. Para esa época los conservadores liberales ya habían perdido el manejo a su antojo del país ante el sufragio universal, secreto y obligatorio al ser elegido, en 1916, Hipólito Yrigoyen (1852-1933). Ahora gobernaba el radicalismo con el sustento legal del voto, cosa que, hasta entonces, nunca tuvieron los liberales. Y el libro de Ibarguren tomó una importancia histórica muy notable al no poder silenciarlo. Los conservadores lo criticaron y discutieron tanto que, sin proponérselo, promovieron su difusión.
Armando Lofiego
(CONTINUARÁ)

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