domingo, 4 de diciembre de 2016

CXXXVII- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA -137

LA ASOCIACIÓN CRISTIANA DE JÓVENES

Con el fin de combatir su obesidad, Carlos Gardel, ingresa a la “Asociación Cristiana de Jóvenes” cuyo local se hallaba ubicado en Paseo Colón 161. Según cuenta Adolfo R. Avilés para la revista “Cantando” Nº 168 del 21 de junio de 1960:
“...concurría asiduamente por lo general en horas del mediodía, y algunas veces practicaba sólo calistenia, particularmente poleas”.
Calistenia, es un término de origen griego que deriva del vocablo kallisthenés, que significa vigoroso; es el nombre que se le da al tipo de gimnasia cuyo objetivo es lograr el desarrollo de las fuerzas musculares.
Terminados estos ejercicios, cuenta Adolfo R. Avilés que Gardel
“...Después del baño solía someterse a un férreo masaje (...) pero lo bueno del caso era que totalmente deshidratado, apenas trasponía los umbrales de la institución, buscaba amparo en “La Sonámbula”, un restaurante de la Recova, en Plaza de Mayo”.
Es importante aclarar que el testimonio de Avilés se debe a que por entonces trabajaba en la mencionada organización cristiana desempeñándose como pianista en las clases de ejercicios rítmicos que utilizan acompañamiento musical.

GUILLERMO BARBIERI

Por esta época, Carlos Gardel y José Razzano deciden incorporar una segunda guitarra para reforzar y mejorar el acompañamiento que hasta entonces estaba a cargo de José Ricardo solamente. El nuevo guitarrista fue el conocido Guillermo Desiderio Barbieri (1894-1935) quien acompañó a Carlos Gardel hasta el trágico accidente ocurrido en Medellín, Colombia, en 1935.
Barbieri, nació en la ciudad de Buenos Aires y su maestro de guitarra fue su propio padre. Después, tras algunas actuaciones en el barrio (Balvanera) pasó a formar parte del conjunto de Juan Maglio “Pacho”. Fue cantor, guitarrista y compositor. Siendo cantor integró algunos dúos como Barbieri-Cardelli entre otros menos notorios y luego, en 1921, pasó a ser el segundo guitarrista del Dúo Gardel-Razzano.
A partir de entonces, con excepción de las primeras grabaciones de Gardel en España (1925/26) y los años 1932 y 1934, estuvo siempre con el gran cantor.
Barbieri fue recomendado a Gardel y a Razzano por el bandoneonista Juan Maglio “Pacho” con quien el guitarrista había actuado en sus comienzos.
En el film “Luces de Buenos Aires”, rodada en mayo de 1931 junto al cantor en París, se lo ve cantando una chacarera a dúo con el guitarrista Domingo Riverol.
Barbieri es el compositor a quien más obras le grabó Gardel. Pero también hubo obras de este guitarrista que Gardel cantó y no llevó al disco; éstas, entre otras, fueron:
-“Santos Vega”
-“Lunático”
-“No conversés”
-“Goce la vida”
-“Griselda” (vals)
-“Tiempos felices”
Pero Barbieri compuso tambén una innumerable cantidad de canciones populares de los géneros más diversos.
Además de acompañar a Gardel, Guillermo Barbieri acompañó a Ignacio Corsini, Alberto Gómez, Adelma Falcón y Oscar Ugarte.
Barbieri murió junto con Gardel en el accidente de Medellín, Colombia, el 24 de Junio de 1935.
Agradeciendo la molestia que se han tomado algunos amigos al hacer notar el error que cometí publicando una foto en que aparecían Riverol y Gardel diciendo que el primero era Barbieri, la he cambiado por el rostro de Guillermo Barbieri... Vaya hacia esa gente tan amable, junto con mi agradecimiento, las disculpas del caso.
Armando Lofiego
(CONTINUARÁ)

HISTORIA DE LA “GRIETA” – 3

HISTORIA DE LA “GRIETA” – 3

Si bien la hoy famosa “Grieta”, de la que tanto habla Jorge Lanata (un periodista que se dio vuelta como una media y hoy es asalariado al servicio de Clarín) fue sacada a la luz por los historiadores revisionistas, ya había sido abierta por Lavalle cuando fusiló a Dorrego y lo reemplazó en el poder.
Hasta la caída de Rosas no había en nuestro país una historia escrita. Los curiosos se guiaban por lo que contaban quienes habían sido testigos de algunos hechos, por los recuerdos que tenían otros de lo que contaban sus mayores, por las anécdotas y leyendas que circulaban, etc…
Debemos tener en cuenta que casi nadie escribía nada acerca de nuestra vida política ya que, prácticamente, escaseaban los lectores en una sociedad donde casi el 80 % de la población estaba compuesta por analfabetos o, en el mejor de los casos, por analfabetos funcionales.
Se llama analfabeto funcional a toda persona que habiendo aprendido a leer y a escribir es incapaz de redactar y de entender el significado de un texto cuando lee. Y, aunque parezca mentira, todavía hoy se pueden hallar con cierta frecuencia analfabetos funcionales, leen pero preocupados en desentrañar el mecanismo de la lectura no pueden entender lo que leen (como los niños en la primera etapa del aprendizaje), funcionan como analfabetos.
Por otra parte, la pequeña clase ilustrada vivía muy preocupada por los hechos del país que aún estaba en formación y no se tomaba el tiempo necesario para escribir.
Recién después que Rosas fue derrotado en 1852, se comenzó a escribir la historia ante la necesidad de justificar la lucha contra el “sanguinario tirano”. Los vencedores organizan el país de acuerdo con las pautas del liberalismo y, con esa orientación escriben los primeros historiadores argentinos lo que hoy llamamos Historia Oficial; en ella el pueblo no cuenta debido a que no comparte ni apoya mínimamente el liberalismo (tal como ocurre hoy en día).
Los primeros autores de la Historia Oficial fueron Vicente Fidel López (1815-1903) y Bartolomé Mitre (1821-1906). Esta historia fue muy criticada por su falta de objetividad al no incluir al pueblo dentro del proceso histórico y por las excusas con que pretendían justificar sus actuaciones ignorando no sólo al pueblo sino además despreciando todas las expresiones populares (música, danza, costumbres, tradiciones, lenguaje, etc.)
Para los conservadores liberales el pueblo fue siempre un obstáculo molesto (y hoy podemos comprobar fácilmente el desprecio que sienten por quien se gana el pan trabajando). Para estos historiadores, el populismo de los federales era el pasado y había que dejarlo atrás, había que eliminarlo.
Pero durante el gobierno de Mitre (1862 a 1868) muchos escritores y políticos escribieron fuertes críticas, como Juan Bautista Alberdi (1810-1884), José Hernández (1834-1886), Rafael Hernández (1840-1903), Carlos Guido y Spano (1827-1918), Olegario Víctor Andrade (1839-1882), Miguel Navarro Viola (1830-1890) y muchos más. Estos autores podrían ser considerados los primeros revisionistas, pero en realidad no escribían historia, sólo combatían el sistema de gobierno conservador implantado por la fuerza. Hasta comienzos del siglo XX la historia fue la que iniciaron Vicente Fidel Lopez y Bartolomé Mitre, es decir, la Oficial. 
El primer historiador revisionista fue Adolfo Saldías (1849-1914), un abogado liberal que admiraba a Mitre y que pretendía sucederlo en eso de contar la historia. Pero Saldías, con una lealtad intelectual incorruptible, comenzó a ver ciertas documentaciones dejadas de lado, escondidas y “olvidadas”. Viajó a Londres donde vivía Manuelita, la hija del “bestial tirano” y leyó los archivos de su ya fallecido padre.
Saldías fue acopiando información y en 1888 publica su nueva versión de nuestra historia enviándole un ejemplar de la misma a Bartolomé Mitre quien condenó los resultados de aquel trabajo y a su autor. El libro fue secuestrado por el régimen “democrático” de los conservadores y nunca se publicó comentario periodístico alguno, ni siquiera para condenarlo. La obra de Saldías era el trabajo honesto de un liberal que, por sobre todas las cosas, aprobaba la defensa de la soberanía nacional del gobierno de Rosas al igual que al “despreciable populacho”.
La reprobación de Mitre no hizo más que dar paso al inicio del revisionismo histórico argentino. Es que hay gente “caprichosa” que no quiere aceptar las mentiras de la Historia Oficial. Bien se puede decir que Saldías fue el primer “caprichoso” que deseaba conocer la verdad oculta. 
Armando Lofiego
(CONTINUARÁ)

HISTORIA DE LA “GRIETA” - 2

Sólo el conocimiento de la verdadera historia nos permite acomodar los datos y acciones dispersos que no alcanzan a ser comprendidos. Para entender los hechos políticos de la actualidad es importante conocer el pasado además de saber interpretar la historia falsificada que nos meten desde la niñez. No obstante, es fundamental reconocer nuestra carencia de conocimientos.
Las cosas que ocurren hoy en día no surgen por generación espontánea, tienen su raíz en el pasado, de ahí la necesidad de falsificar la historia que han tenido (y tienen) los que andan a contramano del pueblo.
En nombre de la libertad, y con grandes ínfulas, los liberales, (Mitre, Sarmiento, Roca y otros especímenes por el estilo), establecieron una dictadura de la mentira en la política, en la leyenda y en la historia de los argentinos y se nos enseña a aceptar, creer y profesar lo que dice la “historia” por ellos escrita para no ser “condenados” como populistas, bárbaros, izquierdistas, comunistas y otras yerbas del mismo palo. Según ellos, hay que aceptar y no pensar, mucho menos, razonar.
De esta forma la Historia Oficial va originando una ignorancia colectiva y uniforme que “NORMALIZA” el pensamiento y las ideas de los argentinos… ¿Qué es eso de que cada uno saque sus propias conclusiones pensando por su cuenta?
Cuando el pueblo, poco a poco comenzaba a cursar estudios secundarios fue creada la Escuela Normal de la que, hasta el día de hoy, se suele ignorar porque se llama así. Había que “normalizar” los cerebros de los hijos de los inmigrantes europeos que cursaban la secundaria… No sea cosa que se les dé por pensar e interpretar por su cuenta los hechos de la política y de la historia. De ahí la necesidad, hoy en día, de revisar nuestra historia. 
No alcanza con afirmar que Bartolomé Mitre y otros supuestos próceres escribieron una historia falsa o conformarnos con aquello de que “la historia la escriben los vencedores”; las cosas van mucho más allá: lo que se nos enseña como historia es un instrumento político usado para impedir que la historia verdadera forme una conciencia nacional, base fundamental para que un pueblo se pueda organizar como Nación. Y si esa conciencia se hubiese formado no les sería tan fácil a los políticos actuales engañar tontamente al pueblo, como se engaña a los niños, con tal de alcanzar el poder.
Comprender todo esto es imposible con el desconocimiento de nuestra historia. Y ese desconocimiento trae aparejada la destrucción de la economía con la promesa de un futuro mejor a pesar del desmantelamiento del aparato productivo o la aceptación del endeudamiento con potencias extranjeras con la promesa de que en un futuro todo va a andar mejor.
Eso de endeudarse, la Argentina lo conoce desde el principio con su primer presidente, el tilingo Bernardino Rivadavia (1780-1845).
Cuando yo estaba en tercer grado de la escuela primaria, en el libro de lectura, una de ellas, tenía como título: “Rivadavia, el más grande hombre civil de la tierra de los argentinos”; después supe que esa frase la había dicho Bartolomé Mitre (1821-1906).
Como Rivadavia no pego ni una durante su breve período de gobierno (fue derrocado, pero es un secreto del que nadie habla), la Historia Oficial nos lo presenta como un hombre muy “adelantado para su época”… Es decir que, por andar adelantado, no tuvo la culpa de todos sus desatinos, la culpa la tuvo la época. 
Este impresentable, entre otras muchas macanas, quiso instalar en Buenos Aires la civilización europea y gastó un platal en maderas para fabricar los andamios destinados a remodelar la fachada de la Catedral; gastó colosales sumas de dinero contratando ingenieros en Francia. Además, nuestro “prócer”, compró materiales para construir un canal que uniría Mendoza con Buenos Aires, pero nunca nada de esto se hizo… También construyó un pozo al lado de un río, en medio de un cementerio público. Y todo esto lo hacía cuando en Buenos Aires no había muelle para desembarcar los materiales y herramientas que compraba. Por otra parte, destruyó el pequeño muelle que existía (de piedra) desde el tiempo de los españoles. 
El Ejército pasaba tal miseria que los soldados pedían limosna por las calles… De todas estas cosas, y mucho más, nunca se habla. El único que se atrevió a “destaparlas” fue el pensador Arturo Jauretche (1901-1974) y lo hizo a lo largo de muchos años; pero se ve que la casta “inteligente” (clase media) no lee o no entiende lo que lee… Y se las sigo en la próxima… no vaya que algún despistado se enoje... aunque... si se enoja… ¡mala suerte!… es importante conocer... antes de animarse a hablar…
Armando Lofiego
(CONTINUARÁ)

HISTORIA DE LA “GRIETA” - 1

Después de la Revolución de Mayo (1810), surgieron en Argentina, básicamente, dos corrientes ideológicas con el afán de gobernar : Unitarios y Federales.
Los UNITARIOS querían concentrar todo el poder sobre la ciudad de Buenos Aires para representar y negociar los intereses de todo el país con el extranjero.
Los FEDERALES en cambio, querían intervenir con iguales derechos a través de los gobiernos respectivos de cada Provincia y tenían el apoyo popular del gauchaje.
Uno de los primeros federales fue el coronel Manuel Dorrego a quien, en agosto de 1827, la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires lo eligió gobernador y, por mandato del Congreso, quedó encargado de las relaciones exteriores. La reacción de los unitarios no se hizo esperar, el general Juan Lavalle, al año siguiente, lo derroca, lo fusila y ocupa su lugar como gobernador. 
Los unitarios usaron siempre la violencia, la estafa y la mentira para imponer sus ideas y su sistema de gobierno. Tanto fue así que en poco tiempo se ganaron el mote de Salvajes.
“Viva la Santa Federación… mueran los Salvajes Unitarios”, fue la consigna popular que la Historia Oficial (según se enseñaba hasta hace algunas décadas) atribuía al gobernador Juan Manuel de Rosas, sin explicar en lo más mínimo la razón del calificativo “Salvaje”.
Rosas fue el gobernador Federal que mayor tiempo se mantuvo en el poder, gobernó durante tres décadas con un gran apoyo popular (en especial del bajo pueblo) hasta que fue derrocado… ¿Cómo pudo ser que se mantuviera en el poder tanto tiempo si era un asesino, un sangriento tirano, según dijeron siempre, los mañosos historiadores unitarios trocados luego en CONSERVADORES?... ¿Por qué no lo derrocaron antes?... nada de eso comenta o explica la tendenciosa Historia Oficial…
Es sistema educativo, por miedo (o terror) a que las ideas Federales quedaran arraigadas en el pueblo, se ocupó en describir a Rosas como a un tirano sanguinario. Facilitó esta operación, el enorme aluvión de extranjeros con que se repobló nuestro país tras el gigantesco genocidio perpetrado por los unitarios contra los aborígenes y los gauchos. Ya para esa época, el descrédito de los unitarios, ante tantas matanzas, era tan grande que comenzaron a cambiar de nombre y pasaron a llamarse CONSERVADORES pues, al parecer, querían adueñarse y conservar la tierra, las riquezas mal habidas, ciertas costumbres, etc… todo menos la población originaria y gauchesca porque ellos la consideraban una raza inferior.
Los inmigantes, mayoritariamente europeos, ignorantes de estos hechos, aceptaron durante varias generaciones las ideas de esta fabulosa campaña anti popular que trataba de ocultar la cobarde y triste guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, la heroica batalla de la Vuelta de Obligado contra las fuerzas invasoras de Inglaterra y de Francia unidas para penetrar por la fuerza nuestros ríos interiores, etc… 
Todavía hoy, la inmensa mayoría de los argentinos, además de desconocer muchas de estas cosas, no saben, ni se explican porque causa el general San Martín dejó su sable a Rosas en reconocimiento a su acendrado patriotismo. Nada de esto y de muchas otras cosas, hasta hace pocos años se conocían. Y aún hoy son muchos los que las desconocen. 
Yo, que ejercí la docencia a nivel secundario durante más de 50 años, y conocí muy bien el ambiente educativo, puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que la gran mayoría de los docentes ignoran nuestra historia o que, en el mejor de los casos, la tienen parcial y confusamente prendida con “alfileres”… Sólo un muy pequeño porcentaje tiene autoridad para hablar sobre lo nuestro en todo sentido. Para el resto, lo nuestro no sólo no es importante sino que, además, es despreciable sencillamente porque es nuestro.
Pero nadie vaya a creer que los inmigrantes europeos de aquella época la pasaron mejor que los actuales inmigrantes de países vecinos de nuestra América. Todo lo contrario, fueron maltratados, explotados, despreciados y asesinados a mansalva toda vez que se manifestaban por lograr jornadas de trabajo más reducidas (8 horas) y ganar un sueldo más digno. Sin embargo hoy, muchos de aquellos asesinos son recordados y homenajeados con estatuas y con sus nombres en calles, plazas, pueblos, ciudades, etc… 
Y por hoy la dejó aquí; en la próxima entrega comenzaré a hablar de las obras que llevaron a cabo estos tristes tilíngos argentinos (considerados próceres) al servicio de las potencias extranjeras… si es que no me pasa nada.
Armando Lofiego
(CONTINUARÁ)

CXXXVI- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA -136

DE MI TIERRA

El último trabajo para la segunda sesión de grabaciones del año 1921 realizado por Carlos Gardel, corresponde a la grabación del fado “De mi tierra”. La música de esta obra, pertenece al maestro director, y compositor español Eduardo Moreno Manella (1867-1934), mientras que la letra es del autor teatral español Francisco Lozano (1893-1976). La versión que realiza Carlos Gardel tiene la letra adaptada a la forma cultural criolla por Pedro Numa Córdoba (1897-1965).
Eduardo Manella, desde su infancia, tocó toda clase de instrumentos musicales. En el año 1908, cuando tenía ya 40 años de edad, vino a Buenos Aires y en 1910 se presentó en un concurso de música criolla con dos composiciones que fueron premiadas.
Manella fundó una academia de canto y baile, siendo ésta una de las primeras que se instalaron en Buenos Aires.
Poco a poco, este músico, se fue relacionando con músicos y escritores de todos los niveles y dirigió artistas de fama internacional como Mercedes Alfonso, Paquita Escribano, Raquel Meller, “La Goya”, Teresita Maraval (mas conocida como Teresita Zazá), Lola Membrives, Rosita Rodrigo, y otros. También dirigió las orquestas de los teatros “Florida”, “Avenida”, “Victoria” y “Mayo”; incluso, dirigió la compañía que trajo Amadeo Vives para estrenar la zarzuela “Doña Francisquita”. También escribió “Buenos Aires embataclanado” obra que estrenó en el Teatro Mayo, y musicalizó “Milongas, tangos y castañuelas” de Enrique A. Muscio, y “Estoy soñando”, de Higinio Gil Montero. 
Manella llevó al pentagrama muchas melodías del Dúo Gardel-Razzano quienes concurrían a su academia instalada la calle Cangallo Nº 1011, piso 1º, junto con el guitarrista José Ricardo que era el encargado de hacer escuchar las composiciones que no figuraban escritas por desconocer el sistema de notación musical. En tales oportunidades, el músico solía recibir la ayuda de Manuel Manella y, se sospecha que puede ser abundante el número de obras compuestas por los Manella (padre e hijo) que figuran registradas por los cantores.
En España, Eduardo Manella era considerado un músico de tal importancia que al pasar por Madrid, la Infanta Isabel lo citaba para que le hiciera oír la música argentina que ella conoció en 1910 cuando llegó a Buenos Aires invitada para asistir a los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo.
El 24 de enero del año 1920, el rey de España lo llamó para que ejecutara música criolla en el palacio mientras se proyectaba la película argentina “Juan Sin Ropa”, interpretada por Héctor y Camila Quiroga.
Eduardo Manella compuso muchas obras típicamente argentinas, fundamentamente tangos, zambas y estilos
Gardel, sólo le grabó a Eduardo Moreno Manella el fado “De mi tierra” donde, a pesar de la adaptación realizada por Pedro Numa Córdoba sobre la letra de Francisco Lozano, se puede apreciar la pobreza de la expresión criolla debido, posiblemente, a que la letra original no daba para más.
Francisco Lozano (1893-1976), autor de la letra del fado “De mi tierra”, fue un conocido letrista de canciones populares españolas. También escribió algunas obras de teatro, siendo la primera “Flor de Tokio” en colaboración con Miguel Ligero y con música de los hermanos Carlos y Bernardini Terés. Esta obra fue estrenada en el “Teatro Mayo” en 1924 con un extraordinario suceso. Luego escribió otras
En 1921, cuando le puso letra a “De mi tierra” no le resultó nada grato el arreglo realizado por Pedro Numa Córdoba con la intención de acriollar el tema para que lo grabara Gardel.
El cantor le llevó al disco, además del mencionado fado, el tango “La última ronda”, cuya música pertenece a Julio Fava Pollero. 
(CONTINUARÁ)

De mi tierra (fado) Intérprete: Carlos Gardel Más información: http://www.gardel.org/De%20mi%20tierra Letra: Francisco Lozano, Pedro Numa Córdoba Música: Edu...
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A CADA CHANCHO LE LLEGA SU SAN MARTÍN

Es éste un refrán que alude a que cada cual recibirá su castigo cuando no ha vivido o no se ha comportado correctamente. El día de San Martín es una festividad que se celebra el 11 de noviembre en honor de Martín de Tours, siendo durante siglos una fecha en la cual, en muchos pueblos de España y Francia, se hacían grandes festejos, celebraciones y banquetes que incluían la matanza de cerdos.
Tours es una ciudad francesa cuya población en la actualidad es de 150.000 habitantes. La región es conocida como "El jardín de Francia" y se la considera la "Ciudad del Arte y la Historia". Es conocida, fundamentalmente por la calidad de sus vinos y por la pureza con que allí se habla el francés.
En el año 370 es nombrado obispo de Tours un clérigo de nombre Martín (316-397) luego elevado a Santo… ¿Pero quien era San Martín de Tours?
Este obispo nació en Pavía, ciudad situada en el Suroeste de la Lombardía, en el norte de Italia, a 35 km al Sur de Milán. En el año 331; a los 15 años entró en la Guardia Imperial Romana, en la que permaneció hasta los 40 años de edad (año 356) en la región de lo que hoy es Francia.
En el invierno del año 337 (a los 21 años) se encuentra con un mendigo tiritando de frío, a quien le da la mitad de su capa. Al día siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto. Esta es la escena que siempre se ha preferido para representarlo.
Ese hecho lo impresionó tanto que Martín terminó abandonando el Ejército Romano y se convirtió al cristianismo. Se bautizó y se dedicó a la evangelización y lucha contra las costumbres paganas.
Después de su muerte, se transformó en una de las leyendas que han contribuido a través de los siglos a difundir la devoción y la Fe por Cristo.
¿Pero cómo llegó San Martín de Tours a Buenos Aires?…
En junio de 1580, cuando Juan de Garay funda lo que luego sería la capital Argentina, la pequeña población guaraní traída del Paraguay y las autoridades clericales deciden elegir al santo patrono de la ciudad.
Al no haber acuerdo, Garay mete en una bolsa los nombres escritos de los posibles candidatos y un niño retira uno. El santo que salió fue San Martín de Tours; los clérigos no aceptan que un santo francés sea el patrono de una ciudad que pertenecía al reino de España. Más aún teniendo en cuenta que las relaciones entre España y Francia no eran demasiado cordiales y se resuelve hacer el sorteo nuevamente. Pero el Santo que sale es nuevamente San Martín de Tours.
Una nueva negación por parte de los clérigos y un tercer sorteo. Vuelve a salir San Martín de Tours y todos comienzan a pensar que aquello era la voluntad de Dios… Finalmente el santo es aceptado y pasó a formar parte de la cultura de los porteños.
Actualmente el día se San Martín de Tours suele pasar inadvertido, pero en la época del Buenos Aires colonial y durante las primera décadas del siglo XIX, el 11 de noviembre (y días anteriores) se llevaban a cabo grandes festejos populares. A punto tal que era uno de los días más importantes del calendario de la ciudad. Había festivales en todas las calles con fuegos artificiales; ese día no se trabajaba y había una procesión en la calle principal; las clases bajas y las altas se unían en aquel festejo. Al llegar la tarde, la fiesta se continuaba en las casas particulares de la gente. Era un día de regocijo y júbilo para los porteños. 
Desde España siempre se hicieron gestiones para eliminar ese santo; pero resultó imposible, los porteños se negaron siempre a eliminarlo y hasta el día de hoy continúa siendo el patrono de la ciudad aunque ya, prácticamente, nadie lo recuerde. Las gestiones españolas arreciaban con más ímpetu cada vez que entraban en conflicto con Francia; aún así los porteños se negaban y asumían las consecuencias que ello podría aparejar. Incluso los reyes de España llevaron el reclamo al vaticano y la respuesta fue que era voluntad de Dios y del pueblo de esa ciudad que San Martín de Tours sea el patrono de Buenos Aires.
Todavía en la primera mitad del siglo XX mucha gente continuaba repitiendo aquello de que “a cada chancho le llega su San Martín”.
Este refrán llegó a ser tan popular que el poeta Enrique Dizeo (1893-1890) le puso letra a un tango de Eduardo Bonessi (1897-1981) titulado “Echaste buena”. Y Carlos Gardel lo grabó en diciembre de 1925 en Barcelona con el acompañamiento de una sola guitarra.
La letra relata las peripecias y andanzas de un personaje de dudosa moralidad y finaliza con la siguiente advertencia:
Pero acuérdese compadre que le ha de llegar su fin
Lo hemos de ver en la vía taciturno y agachado
Que a cada chancho, no hay duda, le llega su San Martín
Actualmente, en Argentina muchos creen que este dicho se refiere al Libertador general San Martín.
Armando Lofiego

Tango cantado por Carlos Gardel
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EL KAMELO DE JESÚS

Según el nuevo testamento Jesús dijo: 
“Es más fácil que un CAMELLO pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos”.
Esto ha sido muchas veces un tema desconcertante debido a un error de traducción.
El Papa Dámaso, que vivió entre los años 304 y 384, fue el Papa trigésimo séptimo. Dos años antes de morir, en el año 382, reunió los libros de la Biblia escritos en griego y en hebreo y nombró a Jerónimo Estridón (340-420), conocido hoy como San Jerónimo, para que tradujera al latín esos libros que conforman la Biblia.
La Biblia, así traducida, fue publicada por primera vez en el siglo IV y declarada, en el año 1546, como la versión única, auténtica y oficial por la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Pero San Jerónimo erró la interpretación al traducir del griego al latín las tan conocidas palabras de Jesús: 
“Es más fácil que un CAMELLO pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos.”
Lo que en realidad dijo Jesús fue:
“Es más fácil que UNA SOGA pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos.”
Este error es debido a que SOGA en griego se dice KAMELO y San Jerónimo interpretó, al traducir, KAMELO por CAMELLO cuando, en realidad, en griego, el kamelo es una soga muy gruesa con la que se amarran los barcos a los muelles.
Tomando en cuenta esto, las palabras de Jesús (que siempre ponía ejemplos sencillos para que todos le entiendan) resultan fácilmente comprendidas, coherentes, y con un significado bien claro.
A lo largo de los siglos se han formulado muchas teorías, que nunca aclararon nada, acerca del significado de estas palabras dichas por Jesús. Ninguna autoridad eclesiástica se atrevió a reconocer públicamente el error después que esa traducción fue declarada oficial por la iglesia Católica Apostólica Romana. Y esto no debe llamar la atención, pues la misma institución, a pesar de la difusión y aceptación que tuvieron los descubrimientos de Galileo Galilei (1564-1642), tardó tres siglos y medio en reconocer que Galileo tenía razón cuando dijo que la tierra se movía alrededor del sol, por ejemplo.
Armando Lofiego

DAR BOLA O DAR PELOTA

Tengo la impresión de que ya en alguna oportunidad me he ocupado de aclarar esta expresión tan popular en el Río de la Plata.
No se trata, como muchos suelen suponer de una manifestación grosera relacionada con la sexualidad del hombre. Es una expresión muy antigua (probablemente de la segunda mitad del siglo XVIII) que era muy usada por el ejército francés.
La bola o pelota era una esfera de grasa que podía llegar a tener el tamaño de un puño. Esa bola, en los ejércitos de la época, era pasada a los correajes de la caballería y de los carruajes para mantenerlos relucientes y evitar que se resecaran y cuartearan.
Cuando las fuerzas napoleónicas invaden España, los ejércitos de la caballería española toman esa expresión y la transforman en una expresión popular que se propaga por el bajo pueblo.
Quienes conocen el ámbito militar sabrán que cuando algún milico de alta graduación visita las instalaciones de un regimiento, todo se debe ver prolijo y en perfecto estado. Para esos momentos, en la España de aquella época, surge la expresión “dar bola” (o “dar pelota”) como la orden de lustrar todos los arneses de cuero.
Si por alguna circunstancia imprevista el milico de alto rango no podía concurrir, venía la contraorden: “no dar más bola” hasta nuevo aviso.
Esa expresión pasó al común de la gente con el significado de darle o nó importancia a alguien o algo.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX se comenzó a generalizar una actividad callejera consistente en pasar esa bola de grasa o pomada en las botas y/o zapatos de los hombres. Por lo general, al principio, mayormente eran pibes los que ejercían esa actividad y lo hicieron durante años. En muchos países son perseguidos por la policía debido a que en algunos lugares está prohibido ejercer esa actividad. Todavía hoy en el interior de Argentina (y supongo que en toda Latinoamérica) es común ver gurises, changos, botijas, chamacos y muchachones con el cajón y los implementos necesarios para lustrar los zapatos. En el Río de la Plata son conocidos como “lustrabotas”, pero en otros países, como México, por ejemplo, conservaron el nombre derivado de la bola de grasa o pomada con que lustraban los zapatos y se los conoce como “boleros”… Hay una película de aquel país llamada precisamente “El bolero de Raquel” (filmada en 1956), primera película en colores de Mario Moreno “Cantinflas” (1911-1993) en la que el mencionado actor ejerce esa actividad.
Armando Lofiego

El inolvidable cómico mejicano, Mario Moreno "Cantinflas" en una divertida escena del film "El Bolero de Raquel" dirigida en 1956 por Miguel Delgado. Para…
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CXXXV- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA -135

CIELITO MÍO

Después de la canción “Esas no volverán”, Carlos Gardel lleva al disco en la segunda sesión de grabaciones del año 1921 el tango de los hermanos Emilio y Osvaldo Fresedo, “Cielito mío”. 
Emilio Fresedo (1893-1974) fue un destacado violinista y letrista argentino que se inició en el tango integrando un trío junto con su hermano Osvaldo Fresedo (1897-1984) en bandoneón y Martín Barreto en guitarra. Luego de algún tiempo abandonó en forma definitiva el violín para dedicarse exclusivamente a escribir letras. La primera fue precisamente la del tango “Cielito mío”, en 1920, que Carlos Gardel llevó al disco al año siguiente. Pero además, el cantor le grabó estos otros temas que también son de su autoría:
-“El 11” 
-“Sonsa”
-“Aromas” 
-“Pobre chica”
-“Paseo de Julio” 
-“Del barrio de las latas”
Además de estos tangos grabados por Carlos Gardel, Emilio Fresedo escribió las letras de muchas otras obras, no sólo de gran popularidad sino también de gran calidad, siendo las que más se han destacado:
-“El tarta” 
-“¿Te acordás reo?”
-“Vida mía” 
-“Siempre es carnaval”
-“Volverás” 
-“Canto de amor” 
-“Sollozos” 
-“Rosarina linda” 
-“¿Por que?” 
-“Madre mía”
Compuso también el tango “La yegüecita”, basado en la canción que Gardel y Razzano recopilaron en sus andanzas por Chile, y muchos más.
Emilio Fresedo también fue periodista para el diario “La Razón” entre los años 1918 y 1929.
En 1930, compró un laboratorio de productos medicinales y también tuvo una editorial de música. 
“Cielito mío” es, desde hace tres siglos, una canción anónima que durante la Colonia se difundió por toda la América hispana y, con el tiempo, fue adaptada por distintos músicos de las más variadas regiones, llegando a ser la adaptación más conocida y difundida desde fines del siglo XIX en el Río de la Plata, la realizada en Méjico con el título “Cielito lindo”. Los hermanos Emilio y Osvaldo Fresedo le dieron forma de tango y, si bien logró popularidad en su momento, hoy es ya un tango que ha quedado en el olvido.
Armando Lofiego
(CONTINUARÁ)

Cielito mío (tango) Intérprete: Carlos Gardel Más información: http://www.gardel.org/Cielito%20m%C3%ADo Letra: Emilio Fresedo Música: Osvaldo Fresedo Matriz:...
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