miércoles, 29 de julio de 2015

El Almohadón, A Mitre

XIV- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA

12- EL ALMOHADÓN

Andrés Cepeda escribía con gran sencillez y cualquier tema o asunto, por vulgar y cotidiano que fuera, podía servir para despertar su inspiración. En cierta oportunidad, en la que como tantas otras fue arrestado, queriendo conocer los motivos por los que se lo había detenido, escribió una nota dirigida al jefe de investigaciones, comisario José Rossi. Aquella nota tenía una particularidad que en Cepeda era cosa habitual, estaba redactada en versos y se expresaba con este tono y lenguaje:
Señor Rossi, Don José, 
Jefe de Investigaciones: 
¿Quiere darme las razones
Porque me detiene usted?
Quiere ganar un galón 
Y me hace detener...
Y no hay nada que hacer 
A su orden de mandón. 
Me da de armas portación
Sin tener un alfiler.
Por aquellos años estaban en plena vigencia los movimientos anarquistas y, según se desprenden de sus obras, Andrés Cepeda simpatizaba con esos movimientos. Por lo pronto consideraba que la propiedad privada era un delito en un mundo de hambre y miseria generalizada; de ahí que jamás ocultó su inclinación por el robo e incluso solía burlarse de la función policial y, por la forma en que tal función era ejercida, siempre a favor de los poderosos y en contra de los más necesitados, pensaba seriamente que su condición de delincuente era una “profesión” de mayor jerarquía que la función policial, detestada por las clases populares. 
Tan persuadido estaba de esta idea que se la expresó a un oficial de policía a través de una breve nota que le hizo llegar, redactada en versos tal como era su costumbre habitual:
Será mala profesión
Lo de ladrón, no lo niego, 
Pero Oficial, yo le ruego 
Que piense con atención:
Entre empleado policial 
Y ladrón, si yo no erro,
El primero es un gran perro
Y el otro un profesional...
Por causa de ese desprecio popular, tan generalizado, que soportaba la función policial, aún hoy son admirados y hasta queridos, casi como santos, verdaderos delincuentes cuyas famas surgieron fundametalmente a expensas de la cobardía y los abusos de los, por entonces, mal llamados “guardianes del orden”.
En otra ocasión, Cepeda fue retirado, por unas horas, de su celda y al ser devuelto a ella se encontró con que alguien le había roto su almohadón. 
No había mucho que pensar, seguramente un compañero de prisión, molesto por algo que había hecho o dicho Cepeda o, tal vez, por las envidias, temores o desconfianzas que despertaba entre la gente del ambiente en el cual se movía, debido a que parecía mas un intelectual de café que un delincuente. Lo cierto es que sin mostrar molestia alguna, meditó unos instantes y luego escribió la siguiente octava:
Una mano despiadada,
Tal vez con maldad profunda,
Vino a romperme la funda 
De mi querido almohadón. 
Me causó tanta tristeza
Al mirar esa rotura
Que se llena de amargura
Mi sensible corazón.
A partir de estos versos, el “loco” Andrés Cepeda, algún tiempo después, elaboró un sencillo poema de carácter popular que fue publicado, como casi toda su obra, estando entre rejas y, por muchos años todos sus versos se continuaron publicando, aún después de su muerte. 
Gardel tomó aquellos versos y los llevó al disco en tiempo de vals con el título “El almohadón”. 
La música que Gardel utilizó fue otra de las tantas melodías populares anónimas que andaban rondando por la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, aproximadamente desde la segunda mitad del siglo XIX.
Las últimas publicaciones de los versos del “Loco Cepeda” se efectuaron alrededor del año 1940 en la ciudad de Buenos Aires, mientras que en algunas poblaciones del interior del país, especialmente en las Provincias de Buenos Aires y Córdoba, todavía en los primeros años de la década de 1950 solían aparecer en algunas revistas y folletos de poesía popular.

13- A MITRE

El día 19 de enero de 1906 falleció, en la ciudad de Buenos Aires el general Bartolomé Mitre. Este militar argentino fue además, estadista, poeta, historiador y periodista. Había nacido en 1821 en esta misma ciudad. Llegó a ser Presidente de la Nación, durante el período que va de 1862 a 1868. Fue fundador, director y propietario del acreditado diario “La Nación”, conocido primero como “La Nación Argentina”, periódico que fue utilizado fundamentalmente para exaltar su figura, en especial por parte de sus descendientes después de su muerte. 
El 11 de diciembre de 1910, a punto de cumplirse cinco años de la desaparición del general Bartolomé Mitre, la publicación tradicionalista “La pampa argentina”, en su edición Nº 76, da a conocer unos versos titulados “Memoria a Mitre”, versos que evocan, precisamente, a este personaje de la historia y la política argentina.
El autor de estos versos fue Juan Bautista Etchepare, un cantor popular, hoy olvidado que había nacido en Buenos Aires el 14 de mayo de 1887, y falleció en la misma ciudad alrededor de 1920.
Quienes dan como autor de estos versos al escritor y político Belisario Roldán (1873-1922) es evidente que no han reparado en los escasos recursos literarios que la obra posee, recursos nada dignos del famoso orador, autor de “El rosal de las ruinas” (1916). 
A pesar de no haber aparecido nunca el nombre de Belisario Roldán, en catálogos, o etiquetas de discos, todavía continúa la creencia de que el destacado escritor es el autor de estos versos que Juan Bautista Etchepare, bajo su firma, publicó en la revista tradicionalista “La pampa argentina” el día 11 de diciembre de 1910.
Carlos Gardel llevó al disco “A Mitre”, con una melodía en tiempo de vals que fuera muy conocida y que hoy se difunde como perteneciente a Enrique Caviglia, un editor musical que se apropió de la obra publicando como suyo un arreglo que en 1895 había realizado el payador Pablo José Vázquez sobre una antigua melodía de autor desconocido. 
Pablo J. Vázquez realizó este arreglo para cantar sus propios versos titulados “Santos Vega”. Este popularísimo vals fue usado por muchos payadores y letristas para cantar otras obras: José Betinotti, por ejemplo, lo usó para sus versos titulados “In memorian”; Ángel Marino, le puso esta música a su poema “La muerte del zorzal”; Francisco Bianco, para su “Adiós viejo pago”; Juan Martínez, para “Memoria a Gabino”; y Ricardo Podestá para su famoso poema “La loca de amor”.
Pablo José Vázquez fue un payador nacido en Buenos Aires el 25 de enero de 1864. Hacia 1880, contando solamente con 16 años de edad, comenzó a ganar cierta popularidad y, al año siguiente, 1881 actuó con José Podestá en el teatro Politeama. Se presentó también en muchos otros teatros, incluso en los de la ciudad de Montevideo.
Los contrapuntos más importantes (que tuvieron gran resonancia en la época) los mantuvo con Nemesio Trejo en 1884. No obstante, su más célebre payada la mantuvo en octubre de 1894, en la ciudad de Pergamino, con Gabino Ezeiza.
Vázquez recorrió gran parte del país en busca de adversarios y haciendo desafíos que desataban un entusiasmo delirante en el público. Hizo también muchas giras como integrante del elenco de los circos “Carlo”, “Rossi”, “Raffeto” y “Anselmi”.
Pablo José Vázquez, que era maestro de escuela, fue uno de los más lúcidos payadores. En el año 1895 publicó el folleto “El payador argentino”. Dos años más tarde, más precisamente el 26 de junio de 1897, falleció en la ciudad de Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires; contaba tan sólo con 33 años de edad y quedó durante muchos años en el recuerdo popular.
La letra del vals “A Mitre”, ha sido estructurada en cinco octavas: tres de esas octavas llevan versos decasílabos (esto es, de diez sílabas) y dos con versos octosílabos. Estas estrofas se van sucediendo a lo largo de la obra, en forma alternada.

(CONTINUARÁ)

domingo, 26 de julio de 2015

La Mariposa, Es en vano, Brisas de la tarde

XIII- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA

9- LA MARIPOSA

El más famoso de los estilos grabados por Carlos Gardel, se titula “La mariposa”; fue compuesto sobre las décimas que su autor, Andrés Cepeda, originariamente tituló “Gorjeos”.
En esta obra, se pone de manifiesto la angustia y el desconcierto sufridos por el gaucho que sólo observa todo aquello que ha perdido a causa de la profunda marginación social padecida a lo largo de muchos años.
En tres décimas, el gaucho hace valoraciones positivas de las cosas que lo rodean para culminar, en el último verso de cada décima, con una valoración negativa de sí mismo:
1- “Yo sólo tengo amargura”
2- “Yo sólo tengo pesares”
3- “Yo sólo tengo tristezas”
El loco Cepeda logra dar la sensación de que el poema está escrito en lenguaje gauchesco. Pero, analizando sus vocablos, expresiones y giros detenidamente, se comprueba con relativa facilidad que no ha utilizado ni un solo término, expresión o giro idiomático que nos pueda dar a entender que estamos frente a una obra de características lingüísticas relacionadas con la cultura gauchesca, y mucho menos aun con el habla de nuestros gauchos.
Tan lejos está Cepeda del habla gaucha que hasta usa un término que además de no pertenecer al mencionado lenguaje, corresponde a un fenómeno ajeno a nuestro ámbito geográfico: el aquilón.
Vocabulario “La mariposa”
Aquilones: Se llaman así las tormentas marinas desatadas por los vientos helados del Polo Norte. En nuestro hemisferio equivaldrían a las tormentas marinas causadas por vientos provenientes del Polo Sur.
El aquílón era un fenómeno desconocido para el gaucho que se destacó por muchas cosas menos por su condición de marino.
La voz aquilón, traída por los navegantes españoles arraigó en muchas regiones de nuestro continente. En Colombia es utilizada como sinónimo de frío muy intenso y acompañado por grandes heladas:
Y calma tienen los mares
Después de los aquilones.

10- ES EN VANO

FEDERICO CURLANDO es el autor de los versos de la canción “Es en vano”, cuyo titulo original era “Es en vano, no puedo”.
Curlando fue un payador nacido en la ciudad de Bahía Blanca el 28 de agosto de 1878. En 1909 publicó unos folletos con versos de su autoría bajo el título “Chispas azules”. Estas publicaciones fueron prologadas por Florencio Iriarte (1879-1919).
Federico Curlando falleció en la ciudad de Buenos Aires el 13 de mayo de 1917 y, hasta el momento, no he encontrado más datos acerca de su vida.
Los versos de “Es en vano” fueron llevados al disco por Carlos Gardel, y están agrupados en cinco cuartetas en las que todos los versos terminan siempre con una palabra grave. También es interesante destacar que mientras los tres primeros versos de cada cuarteta están formados por diez sílabas cada uno, el cuarto cuenta con doce, lo que da idea de que su autor poseía ciertos conocimientos literarios, poco frecuentes en los letristas de aquella época.
Cuando fue realizada la edición de “Es en vano” grabada por Carlos Gardel, Federico Curlando ordenó el secuestro de todas las placas editadas porque no figuraba su nombre, como autor de la letra, impreso en las etiquetas de los discos; pero, al no contar por aquel tiempo con instituciones o asociaciones de autores, ni leyes de protección a la propiedad intelectual, los discos se continuaron vendiendo sin que figurara el nombre de Curlando en sus etiquetas. Esta circunstancia se fue generalizando con el tiempo y muchos autores sumaron sus protestas hasta que, después de varios años, se comenzó a trabajar para implantar el reconocimiento autoral.
La propiedad intelectual
La música de la mayor parte de las obras grabadas por Carlos Gardel durante toda esta etapa, se debía a su propia inspiración y no eran anotadas en partitura alguna. Esta costumbre se hallaba muy generalizada porque en ese tiempo eran escasas, a nivel popular, las personas con conocimientos de notación musical.
A menudo solía ocurrir que si la canción gustaba al público, era cantada de memoria hasta que aparecía una persona con conocimientos de música, fijaba la obra en el pentagrama y la firmaba como propia si es que su verdadero autor no había tomado algún tipo de recaudo sobre este asunto.
La mayoría de los compositores populares de aquellos primeros años del siglo XX se daban por satisfechos toda vez que alguien les pagaba algunos pesos por una obra de su creación, llegando incluso a pensar que habían ganado dinero sin trabajar, pues la creación intelectual no era considerada un trabajo, concepto éste que hemos heredado de la cultura española. Sólo las actividades manuales eran consideradas como trabajo. Pero además, el trabajo, entendido de aquella manera, era juzgado como algo propio y digno de personas inferiores o de escasa inteligencia. Aún hoy, mucha gente cree todavía que en el trabajo físico (electricista, plomero, albañil, carpintero, herrero, etc) no se utiliza el intelecto y, por tanto, es algo propio de “gente inferior”… del populacho.
Esta creencia se encuentra, todavía, muy arraigada en ciertos elementos de la clase media que fingen o aparentan una intelectualidad que no tienen, pero que creen necesario aparentar para ocultar sus incapacidades para llevar a cabo cualquier tipo de tarea elemental (cocinar, pintar, martillar, etc, etc.).
Bajo el imperio de estos conceptos, más aún en aquellos años, llevó mucho tiempo y mucho esfuerzo para que autores y editores se convencieran de que la creación intelectual también era un trabajo.
“Es en vano”, es una de las tantas obras a las que Carlos Gardel le puso música, en medio de aquella época en la que, aún no se anotaba ni registraba nada, en la mayoría de los casos, por ignorancia en todo lo que a creación artística se refiere.

11- BRISAS DE LA TARDE

José Mármol nació en la ciudad de Buenos Aires el 2 de diciembre de 1817. Hacia 1840 se radicó en Montevideo desde donde inició una larga campaña literaria, a través de publicaciones periodísticas y libros, en contra del régimen de Rosas.
En 1844 comenzó a escribir sus “Cantos del peregrino” estimulado por los poemas del célebre poeta inglés “Lord Byron”. También escribió dramas en versos como, “El poeta” y “El cruzado”, ambos del año 1842.
En 1851 publicó “Amalia”, siendo por muchos años la novela más difundida, por ser la primera, dentro de la literatura argentina, en la que se describen hechos políticos e históricos, tomados de la realidad, como escenario dentro del cual se mueven los personajes de la ficción. Además de obras dedicadas a la vida política de su tiempo, José Mármol es autor de numerosas poesías de tono esencialmente lírico.
Después de la caída de Juan Manuel de Rosas, Mármol retorna al país, abandonando casi por completo la poesía, y pasa a desempeñarse como director de la Biblioteca Nacional.
Hacia el año 1854 comenzó a recopilar todos sus poemas de carácter político junto a otros de tono personal para editarlos luego en dos volúmenes encabezados con el título de “Armonías”.
De los numerosos poemas que fueron incluidos en la mencionada recopilación, alrededor del año 1910, Carlos Gardel elige uno titulado “Melancolía” al que le coloca una melodía en tiempo de habanera y lo graba en 1912 con el título “Brisas de la tarde” siendo ésta la primer habanera que registra en su discografía.
Cuando José Mármol falleció en su ciudad natal, Buenos Aires, el 12 de agosto del año 1871, estaba ciego, muy enfermo y, tras la caída de Juan Manuel de Rosas, había sido totalmente olvidado por la burguesía triunfante, cuyos intereses liberales Mármol representó y defendió a través de sus numerosas publicaciones periodísticas desde Montevideo.
La canción “Brisas de la tarde”, es la primer obra con versos de catorce sílabas que Carlos Gardel lleva al disco.
El clérigo Gonzalo de Berzeo (1180-1247), fue el primer poeta que utilizó esta métrica, y sus poemas son las primeras obras no anónimas, que se conocen, de la lengua española. En efecto, el mencionado poeta relató con versos de catorce sílabas, las hazañas de Alejandro Magno y, por tal motivo, a esta métrica se la conoce con el nombre de Alejandrinos.
A través del tiempo, esta denominación se extendió también a los versos de más de catorce sílabas. Celedonio Flores fue uno de los primeros, o tal vez el primero, de nuestros poetas populares, que utilizó esta estructura literaria, que incluso la llevó a 16 sílabas por verso.
Los Alejandrinos “Brisas de la tarde” fueron musicalizados por Gardel en tiempo de habanera, no obstante es muy posible que esta melodía haya sido una de las innumerables habaneras anónimas que se ejecutaban en el Río de la Plata durante los últimos años del siglo XIX, cuando era cosa común y cotidiana escuchar habaneras por todas partes, especialmente entre las clases populares.
Esta antigua melodía, también sería usada una década más adelante por los hermanos Francisco y Juan Canaro, para (supuestamente) componer nada menos que el tango “La brisa”, con letra de Juan Andrés Caruso y que Carlos Gardel también llevaría al disco diez años más tarde, es decir, en 1922.
(CONTINUARÁ)

martes, 21 de julio de 2015

Recursos poéticos en las canciones de Gardel

XII- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA

LOS TROPOS

En la poesía, las distintas maneras en que se pueden expresar las formas figuradas, reciben el nombre de tropos, vocablo cuyo significado equivale a “vuelta” o “rodeo” debido a que las ideas no son expresadas por el sentido y significado directo que tienen las palabras.
Sobre los tropos se asienta la verdadera poesía, aquella que permite expresar la emoción que conmueve al personaje, cuando no, directamente al poeta y al lector o, en el caso de las canciones, al oyente.
Si bien existen muchos tipos de tropos, algunos de una gran complejidad, en la poesía popular se suelen utilizar solamente tres formas básicas: la metáfora, la metonimia y la sinécdoque.

LA METÁFORA

Metáfora es un vocablo de origen griego cuyo significado está referido a la traslación. Dicha traslación consiste en mencionar una cosa con el nombre de otra a la cual se asemeja en una o en varias de sus características más sobresalientes y fundamentales. Esto significa que la metáfora se halla sustentada en la semejanza. Un claro ejemplo del uso de la metáfora se lo puede apreciar en los siguientes versos:
Volver,
Con la frente marchita,
Las nieves del tiempo
Platearon mi sien.
Volver
(Alfredo Le Pera)
En este ejemplo, el adjetivo MARCHITA no significa lo que habitualmente solemos entender ya que no se refiere a una planta sino a la frente del personaje. Acá, “marchita” significa envejecida, con arrugas, cansada, etc.
Por otra parte, LAS NIEVES DEL TIEMPO PLATEARON MI SIEN, si tratamos de entenderlo en forma directa o llana nos estaría expresando que el tiempo es malo, está nevando, la nieve cae sobre la cabeza del personaje. Pero ocurre que aquí las nieves del tiempo significa las canas que surgen a través de los años vividos. Se perdería mucho el sentido poético si se dijera “las canas del tiempo platearon mi sien”. Por otra parte la expresión PLATERON nos habla de un hombre maduro que ha comenzado a envejecer. Si se dijera blanquearon en lugar de platearon, el personaje sería ya un anciano de pelo blanco.
Con este ejemplo tan sencillo podemos apreciar fácilmente lo que son en verdad las metáforas.
Cuando en una expresión poética aparecen dos o más símbolos, nos encontramos ante una metáfora compuesta como en el ejemplo del tango Volver o del siguiente donde los miembros de una pareja, han sido representados por una estela marina (la mujer) y por una nave (el hombre) pues, según promete ella, ha de marchar siempre tras él sin abandonarlo nunca, del mismo modo que ocurre con las estelas que van dejando las naves por detrás cuando avanzan:
Igual que las estelas que siguen a las naves
Yo marcharé constante detrás de tu querer.

AQUELLAS CARTAS

(Roberto Maida)
Curiosa e inexplicablemente, algunos cantores reemplazan el vocablo estelas por estrellas con lo cual se pierde el verdadero sentido de esta metáfora.
La metáfora es el tropos más conocido; muchos tropos, que nada tienen que ver con ella son mencionados como metáforas. Tal es el caso de la metonimia.
LA METONIMIA
Metonimia es un vocablo de origen griego que significa trasnominación, es decir, traslación del nombre. Es un artificio literario más complejo que la metáfora y consiste en designar una cosa por otra anterior o posterior a ella, pero dentro de los tiempos que se manejan en el argumento de la obra. Por ejemplo:
Como recuerdo barrio querido
Aquellos tiempos de mi niñez,
Eres el sitio donde he nacido
Y eres la cuna de mi honradez.

ALMAGRO

(Antonio Timarni)
LA CUNA DE MI HONRADEZ, es el lugar en que me eduqué, mencionado por el efecto posterior causado en el personaje: la honradez. Puede también ocurrir que un hecho sea mencionado por la causa que lo produjo. En ambos casos, hay un traslado en el tiempo en que se mueven los personajes de la obra. La traslación también se hace salteando todos los pasos intermedios de algún proceso, como cuando decimos que alguien se alimenta de su trabajo: los pasos intermedios más destacables son el dinero ganado, y la adquisición de los alimentos.
Otro ejemplo lo podemos encontrar cuando hacemos referencia a la tristeza que “brota de las cosas” tras el alejamiento (definitivo o temporal) de un ser querido. Esas cosas, ahora, ante la ausencia de esa persona querida “se ponen” tristes:
Desde que vos te fuiste,
El barrio nunca mas cantó,
Una pena muy triste
Todas las cosas envolvió.

DE TARDECITA

(Carlos Álvarez Pintos)

LA SINÉCDOQUE

Sinécdoque es un vocablo de origen griego que, en este caso, significa “comprensión”, en el sentido de abarcar o comprender algo dentro de alguna otra cosa. Esto representa, tomar en cuenta una parte de algo como si se tratara de un todo.
Es decir que, la sinécdoque, consiste en nombrar algo fundamental por el nombre de alguna particularidad que se halla comprendida en eso que se nombra. Una de las sinécdoques más difundidas, en la canción popular, consiste en mencionar un objeto por el material con que está construido como, por ejemplo, el cuchillo:
En tus muros con mi acero
Yo grabé nombres que quiero.

MELODÍA DE ARRABAL

(Alfredo Le Pera)
Una parte, un detalle, un fragmento o un sólo rasgo del total es mencionado como si se tratara del todo al que pertenece; así, un barrio, mencionado por ciertos detalles, puede evocar a toda la ciudad al que pertenece.
El farolito de la calle en que nací,
Cual centinela de mis promesas de amor,
Bajo su quieta lucesita yo la vi
A mi pebeta luminosa como un sol.
Hoy que la suerte quiere que te vuelva a ver
Ciudad porteña de mi único querer...

MI BUENOS AIRES QUERIDO

(Alfredo Le Pera)
La metáfora, la metonimia y la sinécdoque son, en la canción y en la poesía popular, las tres formas elementales que pueden adquirir los tropos. No obstante, lo verdaderamente importante es saber que no todo puede ser calificado como metáfora ya que ésta es sólo una de las formas que pueden adquirir los tropos, y en lugar de hablar de metáforas, debemos hablar de tropos para luego, observando cada caso en particular, saber si realmente se trata de una metáfora, una metonimia o una sinécdoque.
(CONTINUARÁ)

sábado, 18 de julio de 2015

El sueño, Pobre Flor, Apure delantero buey...

XI- CARLOS GARDEL, SU ARTE SU TIEMPO Y LA HISTORIA

7- El sueño

El 29 de junio de 1852 en la ciudad de México nació Juan de Dios Peza, dramaturgo y poeta que alcanzó en su tiempo un gran renombre en casi todos los países de Latinoamérica.
Aunque su estilo, en los primeros tiempos fue muy retórico y grandilocuente, con el paso de los años se fue haciendo cada vez mas simple, y lleno de gracia y sentimientos, en versos generalmente inspirados en las alegrías y las tristezas de escenas familiares, infantiles y hogareñas, motivo por el que fue llamado “El poeta del hogar”. A este género pertenecen sus poemas “Fusiles y muñecas”, “Mi hija Margot”, “César en casa”, “En mi barrio”, y los libros “Recuerdos y esperanzas”, “Hogar y patria”, etc...
Cultivó asimismo el género dramático con la obra “Últimos instantes de Cristóbal Colón”, de 1874, “Un epílogo de amor”, de 1875, y “La ciencia del hogar”.
Como miembro de la embajada mexicana, se trasladó a España en 1878. Al año de su llegada a la Península Ibérica publicó, “La lira mexicana” y un gran número de artículos sobre temas de su país. Es autor de una antología y de “Leyendas históricas, tradicionales y fantásticas de las calles de México”.
De su vasta obra poética se destacaron siempre “Cantos del hogar”, publicado en 1884 y “Hojas de Margarita”, publicado en 1910.
Es autor también de “La beneficencia en México”, “Canto a la patria”, “Cantos del corazón”, “Flores del alma”, “Horas de pasión”, “Recuerdos e impresiones”, “Poetas y escritores mexicanos”. Muchas de sus obras, fueron traducidas a varios idiomas.
Juan de Dios Peza fue además político y diplomático y, al morir en su México natal, el 16 de marzo de 1910, en Buenos Aires y otras ciudades de la América Hispana, diarios y revistas comentaron su deceso publicando algunas de sus poesías. Andrés Cepeda tomó, de esas publicaciones, una décima que retocó y le agregó otras dos, inspiradas en la del escritor mejicano: las tres décimas fueron grabadas por Gardel bajo el título “El sueño”.
Este trabajo obligó a Cepeda a respetar el estilo del poeta mexicano; por ello, no se encuentran en la obra, a pesar de tratarse de un estilo criollo, vocablos o expresiones locales propias del Río de la Plata.
Dos semanas después de la desaparición del gran poeta mexicano, más precisamente el 30 de marzo de 1910, Andrés Cepeda moría brutal y misteriosamente asesinado.
Es factible que las décimas “El sueño” haya sido el último poema que escribió “el loco” Andrés Cepeda, también conocido como “El Poeta Carcelario.
EL MEDIO ESTILO
Con menor frecuencia, en lugar de la décima, muchas veces se utiliza la octava u octavilla, es decir, la estrofa estructurada por ocho versos. Un estilo conformado en base a octavas, es en realidad un medio estilo aunque en las grabaciones y catálogos se lo mencione siempre como estilo.
Según hemos comentado, el estilo era inicialmente música improvisada sobre décimas. En cambio cuando se improvisan melodías sobre octavas, el supuesto estilo pasa a llamarse medio estilo.
El nuevo nombre no significa que se trata de la “mitad de un estilo” sino que la obra no llega a ser un estilo propiamente dicho, que falta algo o, más adecuadamente, es un “estilo a medias” o “a medio hacer”.
El orden de las rimas en las octavas de los “medio estilos” era el mismo que luego usarían muchas de las letras de los tangos estructurados también por octavas, es decir, el primero y el quinto verso sin rima, el segundo rimando con el tercero, el sexto con el séptimo y, finalmente, el cuarto rimando con el octavo.
Es importante tener en cuenta que los dos versos mencionados en último término (cuarto y octavo) además de rimar, en la generalidad de los casos son versos agudos, lo que significa que terminan con palabras agudas.
La representación gráfica de la octava según el orden en que se suceden las rimas es la siguiente:
1) ---------------------------
2) --------------------------- a
3) --------------------------- a
4) --------------------------- b
5) ---------------------------
6) --------------------------- c
7) --------------------------- c
8) --------------------------- b

8- POBRE FLOR

La grabación número ocho de Gardel, corresponde a una estructura integrada por octavas, es decir, un medio estilo. La obra, titulada “Pobre flor”, es de autor desconocido y en ella no aparecen términos gauchescos, ni arrabaleros, ni siquiera orilleros. Y el tema desarrollado es el mismo que, con los años, pasará a ser común en muchas de las primeras letras de los tangos.
En efecto, las “figuras poéticas” que surgen de esta obra simbolizan a los personajes de la trama: la flor, simboliza a una mujer; el jardinero, a un hombre que la cuida, y el Pampero, es el paso la vida que le hace perder su belleza:
Pobre flor que en el olvido
Te dejó tu jardinero...
Batida por el Pampero
Pierdes fragancia y color
Parecería ser que el tema está referido a una flor que, ante el abandono del jardinero, se va marchitando por el viento y, en consecuencia, ya no atrae al picaflor. Pero estos elementos son usados como símbolos o figuras poéticas, ya que el poema se refiere al hombre que abandonó a la mujer que explotaba porque ya no era joven, y ésta, sin protección y entrada en años, no es visitada por el “cliente”, simbolizado por el picaflor:
Ya no viene el picaflor
Como en tus horas de amores
Algunos investigadores han atribuido estos versos a Isabel Canaveri, que fue la autora de “Flor de cardo”, obra que Carlos Gardel resumió y grabó bajo el titulo “El cardo azul”.
La confusión surgió porque el cantor, cuando registró por primera vez “El cardo azul”, en el año 1917, agregó a las dos octavas que había seleccionado de la obra de la mencionada autora, una de las octavas de “Pobre flor”. A partir de entonces, muchos estudiosos e investigadores, supusieron que las dos obras (“Pobre flor” y “El cardo azul”) eran de Isabel Canaveri.
Las formas poéticas
Es importante señalar, si bien no todas, por lo menos las mas importantes reglas o métodos que suelen utilizarse para escribir las letras de las canciones populares que, al menos en el Río de la Plata, constan fundamentalmente de dos formas básicas en sus modos de expresión: una forma, recta (donde no hay nada que deducir) y otra, figurada donde parece que se habla de una cosa cuando en realidad se está hablando (en una forma simbólica) de otra.
La forma recta es la más sencilla que puede adquirir la poesía y, tal vez, por ello la más usada en la canción popular. En ella, todas las palabras y expresiones mantienen su significado básico, real y verdadero; esto indica que no hay nada que deba ser deducido.
Todo lo que hay que hacer, frente a un poema de forma recta, es interpretar lo que las mismas palabras directamente manifiestan, como, por ejemplo:
Quisiera ser golondrina
Que vuela cortando el viento
Para ir ansioso y decirle
Que es mío su juramento.

APURE DELANTERO BUEY

(Alfredo Le Pera)
La forma figurada en cambio no utiliza las palabras con su sentido real y verdadero es decir que se encuentran trasladadas a un significado distinto (y, muchas veces, muy distinto). El lenguaje adquiere entonces una forma muy particular. Y es, precisamente, en esta forma donde aparece el verdadero sentido poético de lo que se expresa. Un ejemplo bastante simple de forma figurada (o sentido figurado), lo hallamos en estos versos donde los voces "querencia" y "candil" tienen un sentido distinto del real:
Busco en la muerte querencia,
Nada en el mundo me halaga
Porque siento que se apaga
El candil de mi existencia .

SUENA GUITARRA QUERIDA

(Vicente Rossi)
Querencia es el lugar en el que se vive y se ama, y si bien no está asociado con la muerte, que es justamente donde no se vive ni se ama, esta expresión nos habla de un estado particular de desapego por la vida cuando se sufre mucho y en forma casi permanente.
Busco en la muerte querencia
Candil, en estos versos, pasa a ser un sinónimo de vida:
Porque siento que se apaga
El candil de mi existencia
Es decir, que se vive prácticamente sin sentido y, como si se hubiera extinguido el instinto de conservación, simplemente, se existe hasta “apagarse” al igual que la débil llama del candil cuando se le acaba el combustible que la mantiene viva. En este caso, el combustible que mantenía la vitalidad del gaucho era la libertad.
Estos rodeos que se hacen para no nombrar directamente aquello de lo que se habla, técnicamente reciben el nombre de TROPOS y en la poesía popular se suelen aplicar de varias formas.
En la próxima entrega hablaremos de las formas más comunes que pueden adquirir LOS TROPOS en la poesía popular.
(CONTINUARÁ)

lunes, 13 de julio de 2015

Palanganeando (vocabulario)

X- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA

6- PALANGANEANDO

La sexta grabación fonográfica editada de Carlos Gardel corresponde a las décimas “Palanganeando”. Su autor, Ricardo García, que firmaba sus obras con el seudónimo “Caburé”, las escribió al comenzar la década de 1910 y fueron publicadas, como tantas otras obras suyas, en periódicos tradicionalistas como “El fogón”, “La pampa argentina”, “Canciones populares” y otros.
“Palanganeando” se conoció también como “Mi china cabrera”.
En la etiqueta del disco grabado por Carlos Gardel, los versos figuran como pertenecientes al cantor, circunstancia esta que debió molestar bastante a su autor porque en el Nº 326 de la revista “La pampa argentina”, correspondiente a la edición del 28 de mayo de 1916, los versos son publicados con esta aclaración:
“Publicamos este verso a pedido del autor para hacerlo público, por causa de que varios cantores se titulan ser autores de estas décimas las cuales son propiedad del firmante”.
No conozco otros datos biográficos acerca de Ricardo García.

VOCABULARIO: “Palanganeando”

PALANGANEANDO: A lo largo del siglo XIX vulgarmente se le llamaba palangana a aquella persona pretenciosa y rezongona.
Durante los primeros años del siglo XX era, ésta, una voz caída en desuso pero que de vez en cuando se oía en boca de algún viejo criollo. En la actualidad, el vocablo palangana aún se lo puede oír en la Provincia de Salta en boca de algún anciano mientras que en el Río de la Plata ha sido olvidado.
El dos veces presidente constitucional de Argentina, Hipólito Yrigoyen (1852-1933), solía calificar como “palanganas” a los políticos que criticaban su gobierno.
De la expresión palangana surgió el verbo palanganear, es decir, rezongar pretenciosamente con la finalidad de lograr alguna ventaja. Así, andar palanganeando significa andar protestando con la mencionada finalidad.
COMADRE: Al vínculo espiritual contraído entre la madrina de una criatura y la madre de la misma se lo llama comadrazgo. Ambas mujeres, hasta pasada la tercer década del siglo XX, se llamaban, una a la otra, con el vocablo comadre. Todavía hoy, en muchos pueblos de Hispanoamérica, subsiste el trato de comadre.
Originariamente, este trato era considerado de una gran importancia y respeto ya que su significado verdadero indica una coparticipación de ambas mujeres en la crianza y educación del niño, especialmente en las tareas y cuidados maternales cuando la madre es primeriza.
La amistad que se desarrollaba entre estas mujeres originaba una intimidad muy particular dentro de la cual se trataban temas que, fuera de ese vínculo, ni siquiera se mencionaban. Así surgió el verbo comadrear que, por extensión se aplicó toda vez que dos o más mujeres conversan con cierta intimidad, en voz baja o secretamente.
COMADREANDO: La idea muy generalizada de que esas charlas íntimas eran aprovechadas para criticar a otros semejantes, hizo que se llamara comadre a toda aquella persona, hombre o mujer, que critica por detrás. Andar comadreando pasó entonces a ser una expresión muy usada por el vulgo para significar que tal o cual individuo anda criticando sin fundamento que justifique nada de lo que dice.
Siempre andás palanganeando
Sin yo saber el porqué.
Me decís que se yo que
Y siempre andás comadreando
CARGANDO: Es ésta una expresión proveniente del vocablo latino “carrus” que, en español, significa carro. De esta manera, con el verbo cargar, se designaba a la acción de echar peso sobre una persona o animal para que lo traslade. Cuando el peso que se echa sobre el prójimo es una carga moral o espiritual que causa molestia, recibe el nombre de “pesadumbre”.
La acción de apesadumbrar a alguien, recibía antiguamente el nombre de cargar, expresión que ha caído en desuso y reapareció después de más de dos centurias, durante los primeros años del siglo XX, con un sentido algo diferente; cargar, a partir de esta nueva etapa que ha llegado hasta nuestros días, pasó a significar causar molestias con cosas que pueden o no apesadumbrar a la víctima, pues lo que importa es que momentáneamente perturben su paz interior lo suficiente como para provocar algún tipo de reacción que cause gracia frente a los demás.
AL CUETE: Las grandes borracheras que los hombres del bajo pueblo se agarraban desde tiempos remotos, inclusive hasta las primeras décadas del siglo XX, no tienen demasiados puntos en común con las borracheras que suelen experimentarse hoy día, salvo algún que otro caso insólito.
Durante siglos, un hombre borracho seguía bebiendo hasta perder totalmente el control y caer extenuado con su organismo descompensado. En tales circunstancias, no se podía tener en pie ni controlar sus movimientos; su cerebro no hilvanaba ninguna idea razonable y su lengua era incapaz de articular palabras con claridad; su vista se enturbiaba al no manejar el foco; y el cuadro se completaba con orines, vómitos, defecaciones diarreicas y abundantes gases.
Esto último, que siempre fue motivo de risa entre quienes atendían al ebrio, dio lugar a las expresiones estar en pedo o andar en pedo. El hecho de que, al hablar, el borracho dijera incoherencias dio lugar a la aparición de la expresión “hablar al pedo” para calificar las palabras de alguien que habla sin sentido. La expresión, en realidad, significa hablar al mismo tiempo que se está borracho y, aunque fue usada desde muy antiguo, en la segunda mitad del siglo XIX ya se había comenzado a emplear la palabra cuete, pronunciación vulgar de “cohete”, para reemplazar con ella al término pedo. Por ello es que la locución hablar al cuete contiene, todavía hoy, las mismas connotaciones peyorativas que “hablar al pedo”, esto es, decir palabras o frases con total incoherencia, no saber lo que se está diciendo o no ser escuchado, como se hace con los borrachos:
Mirá que me estás cargando
Con tu rezongar al cuete...
SIETE: En Argentina, Uruguay y Colombia, se llama siete a la abertura angular producida en la ropa al ser enganchada. Por extensión comenzó a llamarse siete a todo tipo de abertura u orificio.
Actualmente, en el Río de la Plata, también se le llama siete al ano y, hasta alrededor del año 1800, se le llamó también así al órgano sexual de la mujer. La creencia popular de la época era que las prostitutas tenían una vagina muy amplia y esa creencia originó la expresión gran siete para referirse a ellas.
Gran siete significaba “gran puta”, de ahí la expresión hijo de una gran siete que tanto el gaucho como el criollo, resumían diciendo "juna gran siete" ya que juna es una forma vulgar de contracción que significa hijo de una.
¡CANEJO!: Es ésta una expresión que aproximadamente equivale a ¡caramba! pero con una connotación mas aguerrida, combativa y hasta belicosa; fue muy utilizada por nuestra gente de campo en el Río de la Plata, y otros países de la América española como, por ejemplo, Puerto Rico y México.
Después de la década de 1950, esta expresión fue cayendo en desuso.
CHURRETE: Tomar a alguien para el churrete, en el Río de la Plata significa tomar en cuenta a alguien, sólo para hacerlo centro u objeto de churrias. La churria consiste en un tratamiento vulgar con el que, desde tiempos muy antiguos, se hacen burlas con el sólo propósito de divertirse a costas del malestar ajeno.
La churria, especialmente cuando va dirigida a personas de avanzada edad, puede alcanzar un nivel de insolencia tal que se convierte fácilmente en falta de respeto:
Decime juna gran siete
O que te crees pues canejo
Que porque me ves tan viejo
Me has tomo pa'l churrete.
PORRA: Los españoles llamaban porra a la desordenada cabellera del indio que, en la organización social, ocupaba el último lugar. De allí surge la expresión ser un porra para decir de alguien que es lo último a tomar en cuenta para algo. Aún en la década de 1950, los pibes gritaban ¡porra! cuando, por ejemplo, se disponían a jugar a las bolitas; el primero en gritar ganaba el derecho a participar en último término, cosa muy deseada por las ventajas que se obtenían durante el juego.
La expresión hija de porra, que hallamos en las décimas de “Palanganeando”, significa “hija de lo último”, es decir, hija de una prostituta.
SOTRETA: Al caballo que ya está muy viejo y tiene poca utilidad, en la campaña argentina se lo llamaba sotreta. También se llamaba así al caballo que no era dócil a las riendas y muy mañero para el trabajo. Por extensión, también se califica de sotreta a toda persona haragana y renuente a cumplir con sus obligaciones.
CHILLAR COMO COTORRA: Esta es una expresión utilizada generalmente para calificar a la mujer que anda rezongando y protestando con el único fin de molestar.
JETA: Con tono muy despectivo, el vocablo jeta se refiere a un rostro desagradable, y estirar la jeta significa alargar las expresiones del rostro, andar con cara de enojado o triste:
Que te crees hija de porra
De que soy algún sotreta
Pa que me estirés la jeta
Y chillés como cotorra.
Es importante aclarar que además, en el Río de la Plata, "estirar la jeta" es una expresión que también significa morir.
CHA DIGO: La antigua y tan conocida expresión cha digo, es en realidad una simplificación de otra expresión muy popular y, por lo tanto, no menos conocida: pucha digo. El tiempo presente del verbo decir (digo), después de pucha, indica que no se quiere manifestar otra cosa que eso, es decir, simplemente pucha. La aclaración digo, nos indica que no se pretendió decir ninguna otra cosa; y, esa otra cosa posible, muy usada entre hombres, es la expresión ¡puta!...
Cuando alguien expresa pucha digo o cha digo, no pone en tal expresión un sentido ofensivo sino que evidencia su contrariedad frente a alguna situación en particular:
Cha digo, si estoy sintiendo
El haberme acollarado.
La obra “Palanganeando” fue conocida también como “Mi china cabrera” y su letra, salpicada con expresiones y giros que por momentos parecen gauchescos y por momentos arrabaleros, pone en evidencia que el personaje central de su argumento es un orillero.
(CONTINUARÁ)

sábado, 11 de julio de 2015

El poncho del olvido

CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA


EL PONCHO DEL OLVIDO

A través de los versos y las canciones que se fueron publicando durante las dos primeras décadas del siglo XX, se puede observar la gran influencia que continuaba ejerciendo el autor del “Martín Fierro” sobre los poetas populares.
En efecto, por esa época la generalidad de estos letristas, unos mas y otros menos, se hallaban bajo el influjo de la obra y el estilo gauchesco de José Hernández.
Andrés Cepeda, el poeta carcelario, no sólo no fue una excepción sino que tampoco disimuló aquella influencia, con la cual se encontraba muy cómodo; todo lo contrario, la hizo notar tal como se aprecia en las décimas de su autoría “Yo se hacer” que originalmente fueron tituladas “Hernández”:
Dijo Hernández con razón,
En acriollado lenguaje,
Es al ñudo que lo fajen
Al que nace barrigón.
Al mismo tiempo Andrés Cepeda, al igual que muchos de sus contemporáneos, se ve influenciado asimismo, por el lenguaje y los modismos propios de los hombres del arrabal y de la orilla.
De esta manera, quedarían explicados los motivos por los que en las décimas tituladas “El poncho del olvido”, que fueron conocidas también bajo el titulo “Me dejaste”, aparecen, con toda naturalidad, expresiones, figuras, metáforas y giros idiomáticos que oscilan entre la influencia gauchesca y lo que luego, a partir de la década de 1920, comenzará a ser el estilo muy propio del desarrollo de las formas “poéticas del tango”:
Nada tiene duración
En este mundo mezquino
Y en desparejo camino
Cualquiera da un tropezón.
La letra en el tango no surgió porque alguien quiso renovar el género, que originariamente era sólo bailable, para hacerlo también cantable. Como todos los cambios, se fue gestando lenta y gradualmente para desarrollar sus temáticas y formas de encarar la expresión de los fundamentos y la filosofía propia de la vida cotidiana de los pobladores de aquella época.
Sobre el final de la obra “El poncho del olvido”, nos encontramos con una expresión en la que simbólicamente el poncho es utilizado para “tapar” el recuerdo de una mujer.
Es interesante observar que el personaje, no puede tapar dicho recuerdo con el mencionado “poncho del olvido”, sino que “quiere” taparlo, lo que no parece fácil:
Con el poncho del olvido
También te quiero tapar
Esta misma figura poética sería utilizada muchos años mas tarde por Alberto Vacarezza en los versos del tango “El poncho del amor”; pero en este caso el personaje central se encuentra con el alma cubierta por un poncho, que ahora es “de amor”, y por ello no le permite olvidar:
Pero es inútil compadre
Hincharle el pecho al dolor
Cuando nos tapan el alma
Con el poncho del amor.
VOCABULARIO: “El poncho del olvido”
ACOLLARAR: En nuestro país, al igual que en la República Oriental del Uruguay y en Chile, el vocablo acollarar es utilizado cuando un animal es atado a otro por el pescuezo (FIGURA 1). De esta atadura, que, por lo general se suele hacer con un tiento de cuero crudo cortado en lonjas y sobado, de esta atadura, decía, es de donde surge esta expresión figurada aplicada a las personas cuando una relación sentimental los tiene (o tenía) unidos:
El tiento que nos tenía
Acollarado a los dos
Lograste cortarlo vos
Tanto tironearlo un día.
En la Provincia de Salta, por ejemplo, el vocablo acollararse es utilizado como sinónimo de casarse, mientras que, en la Provincia de Buenos Aires, y en todo el Río de la Plata en general, acollararse significa formar una pareja, con o sin casamiento. En ambos casos, acollarado, indica la unión a otra persona por el “tiento del amor”.
El verbo acollarar surge del vocablo collera con el que se designa al collar de cuero utilizado para acollarar animales. Y, tal como es de suponer, la expresión collera surge de cuellera, elemento utilizado para sujetar por el cuello. Por último, y sólo a la manera de un curioso dato ilustrativo, resulta interesante puntualizar que del mencionado término cuellera también surge el vocablo collar.
PUCHA: Es ésta una expresión vulgar que reemplaza al grosero vocablo puta. Sólo que pucha no tiene la carga deshonrosa del original.
Y a la pucha la alegría
De entonces fue a parar.
Esta expresión indica que la alegría se perdió definitivamente, es decir, ya no se recuperará nunca del mismo modo que tampoco se recupera, según la creencia popular, la mujer que se prostituye, motivo por el que, vulgarmente, es tildada de “perdida”.
Igual sentido tiene la expresión “¡pucha digo!”, pues se dice cuando se pretende dar a entender que se ha cometido algún error involuntario y que no puede enmendarse por mucho que se quiera. Esta expresión no ha perdido vigencia.
BOLACEAR: Al revoleo de las boleadoras para cazar un animal, los gauchos, lo llamaban bolear. Y al revoleo de las mismas, sin ningún sentido, sólo por diversión o para aparentar habilidad, lo llamaban bolacear.
Con la expresión bolacear se solía calificar también a todo aquel que andaba con las boleadoras en la mano para que los demás sepan quien fue el que enredó al animal recién cazado. Esta actitud, muy propia de los orilleros del 900 (cuando la mayoría de ellos ya casi no sabía bolear) dio lugar a la aparición del verbo bolacear como sinónimo de “fanfarronear” o, dicho más comúnmente, “mandarse la parte”. En la actualidad, esta expresión es muy utilizada como sinónimo de andar contando mañosamente ciertos hechos con la única finalidad de aparecer ante los demás como el vencedor o el protagonista principal de algún suceso en particular; por extensión, tirar bolazos o mandarse un bolazo son expresiones que significan mentir o cambiar hábilmente las cosas con la misma finalidad. Estas actitudes fueron las que generaron, tanto en la Provincia de Buenos Aires, como en el Uruguay, el uso del término bola como sinónimo de mentira. De esta manera, la expresión “son bolas que se corren” significa “son mentiras o cosas muy dudosas que se andan diciendo”. Lo cierto es que aun hoy, el vocablo “bolacear” y todas las variantes derivadas del mismo continúan vigentes…
Pero no andes bolaceando
Por lo mal que me has dejado
(CONTINUARÁ)

jueves, 9 de julio de 2015

VOCABULARIO: "La mañanita"

VIII- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA

3- LA MAÑANITA

La tercer obra que Gardel registra, pertenece al cantor, guitarrero y poeta gauchesco JOSÉ ANTONIO SALVADOR DEL VALLE. Sus versos fueron publicados en los periódicos de su barrio (Barracas) y de Avellaneda donde luego se radicó. Su innumerable cantidad de poemas, al no haber sido nunca recopilados se fueron desperdigando y perdiendo en el tiempo.
Del Valle nació en el barrio de Barracas el 21 de enero de 1893 y debutó como autor en 1909 con las décimas tituladas “La mañanita”.
Es probable que Gardel haya encontrado estos versos en alguna publicación y a raíz de su grabación entabló amistad con su autor. Posiblemente en el repertorio de Carlos Gardel hayan habido otras canciones compuestas sobre letras de Salvador del Valle que fueron llevadas al disco como pertenecientes a Gardel y Razzano, u otros autores. El dúo Gardel-Razzano, el último día del año 1929, registró también de Salvador del Valle, la zamba “Serrana Impía”.
Del Valle falleció en Avellaneda (Provincia de Buenos Aires) el 18 de octubre de 1968.

VOCABULARIO “La mañanita”

PALENQUE: En las décimas pertenecientes al poema “La mañanita”, de Salvador del Valle, a pesar de tratarse de un tema gauchesco, nos encontramos con la sorpresa de que casi no hay palabras de ese origen, y una de ellas es el vocablo palenque, con el que se designa a un poste que el gaucho transportaba en carreta desde otras regiones para plantarlo en suelo pampeano al no contar éste con árboles donde sujetar los caballos. Actualmente, no sólo se dispone de árboles sino también de postes suficientes como para plantar palenques donde se necesiten:
En un palenque plantao
Que a tres metros se levanta.
Según se deduce, en estos versos se está haciendo referencia a un poste plantado en sentido vertical y, por ello, este tipo de palenque se llama palenque vertical o "palenque parao" como decían los gauchos. Estos palenques se instalaban en lugares donde se realizaban domas o, como ocurre actualmente, en los campos o canchas donde se llevan a cabo espectáculos de jineteada. El potro o el reservado se sujeta con poco tiro (prácticamente la boca del animal queda pegada al palenque) para que no tenga posibilidad de hacer movimientos o maniobras que puedan resultar peligrosas.
Cuando se trataba de caballos de andar (es decir, mansos), el palenque se instalaba en forma horizontal sujeto por troncos enterrados que sobresalían unos 70 cm (FIGURA 1). El tronco horizontal podía alcanzar una longitud de varios metros. Este tipo de palenque fue el más conocido porque se lo veía comúnmente en las pulperías y en la puerta de los ranchos.
Hasta iniciado el siglo XIX, como emergencia en el desierto, se usaba el “palenque pampa”, es decir, un potro o un vacuno muerto ex-profeso para amarrar, en el animal sin vida, al potro recién capturado a lazo y boleadoras.
CACHACIENTO: Expresión muy difundida no sólo en el Río de la Plata sino también en Perú y Chile para designar a todo ser vivo que tiene cachaza, es decir, excesiva lentitud y sosiego para realizar tareas. Si bien este es un vocablo muy antiguo que proviene del castizo CACHAZUDO, en la actualidad se lo continúa utilizando mucho en Argentina y Uruguay, especialmente para designar a aquellas personas de carácter muy reposado o, también a las desganadas, haraganas o excesivamente lentas…
El buey manso y cachaciento
Va en busca de la carreta.
En Cuba, es denominado cachazudo un gusano que mide unos 4 ó 5 cm de longitud y tiene una cabeza negra y dura. Este bicho es muy perjudicial para las plantaciones de tabaco debido a que suele pasar las noches mordisqueando las hojas llegando a causar enormes pérdidas.
MARTINETA: Se trata de un ave de mediano tamaño (mide aproximadamente unos 40 cm) que habita en la llanura. Su plumaje es parduzco y posee una diminuta cresta en la cabeza. Se alimenta de semillas, hojas, frutos e insectos.
Durante la época invernal viven en colonias de hasta 300 ejemplares.
Durante el celo se separan en grupos impares de hasta siete ejemplares y
antes del apareamiento, suelen efectuar danzas de cortejo de hasta cuatro horas de duración.
Las batallas entre machos por una hembra suelen por lo general ser muy violentas. Los nidos los cavan en un hoyo poco profundo al pie de un arbusto o mata.
Las posturas son de doce huevos, verdosos y brillantes. A las tres semanas nacen los pichones, con el aspecto de una pequeña bola de algodón gris, y están en condiciones de desplazarse por sí mismos ni bien se secan.
La martineta es de hábitos terrestres y forma grupos de seis hasta catorce individuos aproximadamente. Apenas si puede levantar vuelo. Solamente ante un peligro inminente agita las alas y realiza vuelos cortos y de baja altura.
Una que otra martineta
Vuela al correr el cachorro

UNA GRABACIÓN INÉDITA

Después de la décima titulada “La mañanita”, Carlos Gardel realiza una grabación que nunca ha sido editada y que, durante muchos años fue una verdadera incógnita el título de aquella obra. Tampoco, hasta el día de hoy, se ha encontrado la matriz en los archivos de la empresa Columbia.
Si bien han sido muchos los estudiosos que aportaron diversos títulos probables para la obra en cuestión, todo se aclaró cuando el investigador Héctor Ernié halló el contrato firmado por el cantor para llevar al disco estas canciones que estamos comentando. Según el mencionado contrato, la canción en cuestión se titula “El prisionero”.

4- POBRE MADRE

Tras aquella grabación, no hallada hasta el momento, la discografía de Carlos Gardel continúa con la obra “Pobre madre”, décimas escritas por Andrés Cepeda donde aparece por vez primera en el repertorio grabado del cantor, el tema de la madre y el típico sentimiento de culpa por parte del hijo que se considera responsable de todos los sufrimientos de su madre a la que siempre vuelve, o recuerda, arrepentido por los males, reales o imaginarios, que le ha causado.
Este tema sería, años mas tarde, abundante, y redundante, en las letras de muchos tangos.
La letra completa de esta obra, “Pobre madre”, consta de seis décimas de las que el cantor sólo tomó tres para musicalizarlas y llevarlas al disco.
(CONTINUARÁ)

lunes, 6 de julio de 2015

VOCABULARIO: Yo se hacer

VII- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA

VOCABULARIO: Yo se hacer

MANEADOR: Se llama así a una tira de cuero, de unos 5 centímetros de ancho, que tiene una longitud de 10 a 12 metros y es utilizada para tener atado (cuando se alimenta o descansa) al caballo. El maneador, o maniador puede tener otros usos, por lo general improvisados. No confundir con la manea.
CABESTRO: Se llama así a una tira de cuero, que se prende a la argolla del bozal por una presilla; tiene aproximadamente un metro mas de longitud que las riendas y hace juego con éstas.
Debido a que el cabestro es un elemento que se usa para sujetar al animal en un sitio determinado, en especial cuando es arisco, suele ser más fuerte y resistente que las riendas (FIGURA 1).
El gaucho en general, llamaba “cabresto” al cabestro y, cuando el caballo era fácil de llevar se decía que era cabresteador.
En España, se llama cabestro al buey manso que con un cencerro guía la manada de toros para que no se dispersen.
PARAR EL RODEO: consiste en reunir el ganado y mantenerlo en un lugar. Se trata de una operación un tanto dificultosa cuando, como refiere el personaje de “Yo se hacer”, es realizada a campo abierto, es decir, en la llanura pampeana, donde no hay mas puntos de referencia que la inmensidad de la planicie y el cielo. El ganado a campo abierto se mantiene unido con cierta facilidad mientras anda. Cuando se detiene la marcha, los animales, lentamente, tienden a dispersarse y el mantenerlos unidos, quietos y tranquilos depende pura y exclusivamente de la habilidad que tenga el gaucho para ello. Parar rodeo o dar rodeo, significa también, reunir al ganado en un determinado lugar para iniciar el remate, venta o simplemente para que algún quejoso, desconfiado, verifique con calma, si es que entre los animales no van mezclados algunos que son de su propiedad. En Entre Ríos y Corrientes se suele utilizar la expresión dar recoluta.
BAQUIANO: En nuestro campo se llama baqueano o baquiano al hombre que conoce perfectamente todos los atajos, caminos, sendas, vados, etc. Este vocablo proviene de baquía, palabra con la que los haitianos designan al conocimiento práctico y profundo de la geografía de un lugar.
Ser “baquiano y rumbiador”, como dice Cepeda, significa conocer la geografía de la zona y no perder el rumbo por mucho que se ande.
Se hacer un lazo trenzao,
Un cabresto, un maniador,
Se parar como el mejor,
Rodeo en un campo abierto
Y hasta en el mesmo desierto
Soy baquiano y rumbiador

LA DÉCIMA

Tanto la cifra “Yo se hacer” como el estilo “Sos mi tirador plateao”, según las versiones realizadas por Carlos Gardel, poseen una melodía monótona y lenta. Prácticamente no existen diferencias suficientemente claras como para distinguir fácilmente que se trata de dos géneros distintos. Por este motivo, a fines del siglo XIX y comienzos del XX, a estas canciones se las llamó décimas.
El estudioso Félix Coluccio, en su importante “Diccionario Folclórico Argentino” dice refiriéndose a la décima:
“Canción pampeana de diez versos, que alguna vez ha llegado a confundirse con la cifra”.
Es importante destacar que la décima y la cifra, fueron también confundidas con el estilo; de donde podemos deducir entonces que hubo un momento en la historia de nuestra música ríoplatense en el que la cifra y el estilo sonaron muy parecidos.
Esta confusión llegó a un punto tal que en 1955 Roberto Grela le acopló a la cifra “Yo se hacer” el acompañamiento de su guitarra a la manera de un estilo. Este trabajo fue editado en 78 r.p.m. con motivo de cumplirse el 20º aniversario de la desaparición del cantor y nunca ha vuelto a ser editado; fue un intento del sello Columbia por darle difusión a aquellas grabaciones que no tuvieron el favor del público debido al pobrísimo acompañamiento original, a cargo del propio Gardel, en guitarra.
El repertorio inicial de Gardel, como el de casi todos los artistas de aquella época (primeros años del siglo XX) estaba directamente relacionado con la exaltación de la personalidad del gaucho en particular, de su filosofía de vida y de todo lo gauchesco en general.

EL VOCABLO “GAUCHO”

Desde mucho tiempo atrás, los estudiosos intentaron desentrañar el origen y significado del vocablo gaucho. El notable político e historiador chileno, BENJAMÍN VICUÑA MACKENNA (1831- 1886), uno de los mas importantes biógrafos de Bernardo de O’Higgins y autor de “Historia de la guerra de Chile con España”, hacia el año 1856 consideraba que el vocablo gaucho provenía del término latino gaudio que significa gozo, indicando, de esta manera, que el gaucho, como característica principal, tenía una gran tendencia a disfrutar de los placeres de la vida sin hacerse demasiados problemas por las cosas.
El médico y naturalista francés VÍCTOR MARTÍN DE MOUSSY (1810-1869), que en 1841 se radicó en Montevideo donde vivió 12 años, a partir de 1855 exploró Paraguay y vastas regiones del territorio argentino.
Como resultado de sus viajes publicó “Descripción Geográfica y Es-tadística de la Confederación Argentina”, obra de cuatro volúmenes editada en París en 1860, donde relacionaba la palabra gaucho con el vocablo araucano gat-chu, deformación de cachu que significa amigo, expresando con ello otra de las cualidades sobresalientes del gaucho.
En 1877, el escritor argentino EMILIO DAIREAUX, oriundo de Brasil (1843-1916), entre otras cosas publicó los libros “Buenos Aires, La Pampa y la Patagonia” y “La vida y las costumbres en el Plata” y creyó que “gaucho” venía del árabe chaouch que significa tropero, aludiendo así a una de las faenas más difundida entre los gauchos.
PAUL GROUSSAC (1848-1929), profesor y literato argentino de origen francés (había nacido en Toulouse). Desde 1885 hasta su muerte dirigió la Biblioteca Nacional. Es autor de varias obras literarias, pero su trabajo principal es de carácter histórico y crítico.
Hacia el año 1893, Paul Groussac consideraba que el vocablo “gaucho” surgía de la expresión guacho, es decir huérfano, aludiendo de esta forma al rechazo que el gaucho mostró siempre por las culturas de sus progenitores, es decir, la cultura europea traída por el conquistador y la cultura del indio.
FILIBERTO DE OLIVEIRA CÉSAR (1856-1910), escritor argentino, autor, entre otras obras, de “Güemes y sus gauchos” y “Leyendas de los Indios Guaraníes”, también en el año 1893, expresó que gaucho estaba formado por gau, proveniente de gauderio, y che que, en araucano, significa amigo.
MARIANO PELLIZA (1837-1902), escritor argentino, autor de libros de poemas y de carácter histórico, en 1894 opinaba que gaucho provenía de guanche que significa torpe, siendo ésta la visión que el hombre de la ciudad tenía del gaucho.
MATÍAS CALANDRELLI (1845-1919), filólogo y escritor argentino, de origen italiano, que durante muchos años fue rector del Colegio Nacional de La Plata, realizó interesantes estudios lingüísticos y escribió varios libros sobre el tema en cuestión.
En 1911 afirmaba que gaucho surge del quechua cauchuk que significa hechicero.
VICENTE ROSSI (1871-1945), periodista, investigador y escritor uruguayo, que entre otras obras escribió “El gaucho: su origen y evolución”, en 1921 aseguraba que “gaucho” venía de huachu, término con el que los guaraníes designaban a cualquier animal doméstico escapado o sin procedencia conocida, ya que esa era la forma de vida de muchos gauchos, en especial durante la segunda mitad del siglo XIX.
ROBERT LEHMANN NITSCHE (1872-1938), médico y etnólogo alemán que actuó en Argentina, donde permaneció casi treinta años. Sirvió como director de antropología del Museo de La Plata, hizo numerosas exploraciones y acopió gran cantidad de información sobre los indígenas, las Lenguas Chon, la Milonga y el Folclore argentino.
En el año 1928, creyó que el vocablo gaucho provenía del término de origen gitano gachó, que significa, individuo de otra raza.
MARCOS MORINIGO (1904-1980) Filólogo paraguayo, estudioso de las culturas de América, radicado en Argentina durante muchos años, en 1963, veía una raíz guaraní en la expresión ca’ úcho que, significa aproximadamente, borrachín.
ARNALDO RASKOVSKY (1907-1995), médico argentino dedicado a partir de 1930 al psicoanálisis, a fines de la década de los años de 1970, expresó (a través de la radio y la televisión) como si fueran sus propias ideas, lo que Paul Groussac había escrito en 1893 que, según hemos visto, establecía que el término “gaucho” surge del vocablo guacho.
A pesar de tantos estudios y estudiosos, considero necesario aclarar que el vocablo “gaucho” ya existía en la lengua española desde mucho tiempo antes de que el mismo gaucho apareciera en la pampa. En efecto, “gaucho” era una voz usada entre los españoles para indicar que algo estaba torcido y posiblemente esa palabra llegó hasta nuestras tierras en boca de los tripulantes de aquel origen quienes al ver a nuestra gente vagando a campo traviesa, apartados de la civilización europea, los llamaron gauchos porque, según ellos, habían elegido un rumbo torcido para sus vidas.
(CONTINUARÁ)