domingo, 13 de noviembre de 2016

POBRE GALLO BATARAZ (1920)

CXXX- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA -130
POBRE GALLO BATARAZ
La más antigua de las razas de gallos de riña es originaria de la India y es conocida como Assel ó Calcuta. Assel significa ilustrísimo, noble, aristocrático… Y en su país de origen se lo conoce popularmente como “Gallo del Rajá”.
La riña de gallos se difundió por casi todo el mundo y fue también una diversión en los países de América. Asimismo, con ligeras variantes, la riña de gallos fue muy popular en las Filipinas y en las Antillas.
Los galleros, le cortaban el espolón al gallo para reemplazarlo por un puón de metal que resultaba mucho más agresivo. Pero, en Argentina, allá por el año 1870, el Juez de Paz Rafael Trelles publica un reglamento con treinta artículos sobre las riñas de gallos y precisamente, en el número 13, dice: 
“Es absolutamente prohibido verificar ninguna riña con puones metálicos, pudiendo únicamente hacerse uso en los casos muy necesarios, de puones de otras especies o materias”.
Había puones de acero, plata, etc. El espolón, es la púa natural del gallo que los gauchos llamaban espuela.
En los lugares en que se improvisaban las riñas, el reñidero lo hacían los asistentes formando un círculo con sus ponchos; pero en los lugares donde las riñas eran cosa de casi todos los días, el reñidero estaba construido con un armazón de madera forrado con un paño rojo y piso acolchado. Era redondo, con forma de cono trunco invertido. Medía 3,50 m de diámetro por 80 cm de alto.
En los reñideros de cierta importancia, antes de iniciarse el torneo, los gallos eran pesados ante un jurado y un “milico” que se hallaba para custodiar el orden, pues muchas veces el resultado de estas riñas solía causar violentas disputas.
El reglamento del año 1870, cuando en la ciudad de Buenos Aires había unos 50 reñideros, redactado por el juez Rafael Trelles, hombre aficionado a las riñas, estuvo en vigencia por más de 80 años, pues recién se actualizó en el año 1954.
El hecho de que este juez haya gustado y participado de estos espectáculos no nos debe llamar la atención ya que la pasión por las riñas de gallos alcanzó también a varios presidentes argentinos. Así, por ejemplo, el general Bartolomé Mitre solía comprar a muy altos precios los gallos de las mejores condiciones que reservaba para regalar a personas que, según él, merecían tan alta distinción.
Otro caso fue el de Hipólito Yrigoyen que, con ciertas reservas, asistía, a las reuniones organizadas por un vecino suyo de la calle Brasil.
En la actualidad las riñas de gallos están prohibidas en todo la Argentina aunque se sabe que, en lugares no muy apartados, en el gran Buenos Aires, todavía se practican en forma clandestina.
Personalmente he llegado a conocer y tratar con varios galleros clandestinos del conurbano bonaerense aunque nunca he asistido a esas riñas por el natural rechazo que me provocan.
La novena y última sesión de grabaciones del año 1920 finaliza, precisamente, con el registro del medio estilo “Pobre gallo bataraz” con música del guitarrista José Ricardo y letra de Adolfo Herschel.
En la tercera de las estrofas de esta obra hallamos el vocablo ESPUELA que el gaucho utilizaba para referirse al espolón natural del gallo que es una formación dura que el animal posee en sus extremidades y usa en forma instintiva para su defensa. 
La letra de la obra aclara que la espuela de este gallo era larga como COLA DE PELUDO lo cual no deja de ser una exageración, cosa común entre el gauchaje.
La COLA DEL PELUDO es tan fuerte y dura que éste animalito (el peludo) la utiliza como arma de defensa además de enrrollarse sobre si mismo formando una esfera impenetrable.
Una adivinanza popular muy antigua define claramente estas características:
Ovillejo, ovillejo
Cara de indio viejo
Ancho y bola
Fortacho en la cola.
Es importante aclarar que el peludo es una de las tantas variantes del TATÚ. Otros animalitos de esta especie son el ARMADILLO y el QUIRQUINCHO.
La expresión, GUAPO SIN AGÜELA, significa “guapo de verdad”, deseando significar con ello que no tiene agüela (mala pronunciación de abuela, muy común entre los gauchos) que exagere o haga comentarios grandilocuentes y ampulosos sobre sus cualidades.
Era de larga tu ESPUELA
Como COLA E PELUDO
Y a mas de ser entrañudo
Eras GUAPO SIN AGÜELA
Porque hasta el mas corajudo
Sintió terror por tu ESPUELA.
La presunción de que estas riñas solían terminar habitualmente con algún muerto, la vemos confirmada en la segunda estrofa de la obra que contiene una expresión, tal vez, no comprendida en su verdadera dimensión.
Si bien la palabra BULLA significa escándalo, desorden, ruido, bullicio, etc., y el vocablo SIESTA indica descanso, reposo o pausa en horas de la tarde, las cosas cambian su sentido y significación cuando con los mismos términos expresamos HACER BULLA EN LA SIESTA.
Esta expresión, de muy antigua data, significa “hacer ruido en el momento menos adecuado” y quien comete semejante error no sólo carece de tacto sino que tampoco tiene condiciones para ser lo que pretende ser, el vencedor, haciendo ruido y cacareando. Esta clase de adversarios eran vencidos de inmediato cosa que, si bien quitaba emoción a la riña, le otorgaba al vencedor una gran celebridad y fama precisamente por la rapidez con que había eliminado al gallo rival.
Pero en tus tiempos ¡cuidao
Con hacer BULLA EN LA SIESTA!
Se te paraba la cresta
Y había en la arena un finao...
Y siga nomás la fiesta
Porque en tus tiempos ¡Cuidao!
Estos combates solían realizarse en días de fiesta o domingos. El dueño del animal, o “gallero”, sólo se animaba a exponer la seguridad física de su “pupilo” cuando la depositada era lo suficientemente elevada como para exponerlo al riesgo que significa un enfrentamiento.
La depositada era la suma total de las apuestas antes de iniciar la riña, luego, sobre la marcha, aumentaban; pero siempre se partía de un mínimo que cada dueño estimaba de acuerdo a las condiciones y al valor que, según él, tenía de su gallo.
Si en los días de domingo
Había DEPOSITADA,
Ya estabas de madrugada
Sobre el lomo de mi pingo.
Había que ver tu parada
Pocas plumas el domingo.
Muchas veces el resultado de la riña daba lugar a acaloradas discusiones entre algunos apostadores, que solían derivar en violentos enfrentamientos a cuchillo dejando como saldo uno o más muertos.
El vocablo bataraz proviene del término guaraní mbatará, que era como llamaban estos indios a los gallos y gallinas de plumaje plomizo con pintas blancas y su pronunciación correcta en español es acentuando la última sílaba. Hago esta aclaración porque en esta grabación Carlos Gardel pronuncia (inexplicablemente), en dos oportunidades, batáraz (acentuando la penúltima sílaba) como si se tratara de un vocablo grave.
(CONTINUARÁ)

Pobre gallo bataraz (estilo) Intérprete: Carlos Gardel Más información: http://www.gardel.org/Pobre%20gallo%2... Letra:…

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