domingo, 13 de noviembre de 2016

GARDEL OBTIENE SU PRIMER DOCUMENTO (octubre 1920).

CXXIII- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA -123
GARDEL OBTIENE SU PRIMER DOCUMENTO 
Estamos ya en el mes de octubre del año 1920. Desde hacía ya algún tiempo el gran cantor estaba siendo asesorado para obtener su documentación personal. Toda la trayectoria de Carlos Gardel que hasta este momento hemos seguido, fue la de una persona muy popular e indocumentada, por las razones que oportunamente expuse.
El día 8 de octubre de 1920, el gran cantor peticiona ante el Consulado de la República Oriental del Uruguay, en Buenos Aires, el denominado “Registro de Nacionalidad Uruguaya” (expediente Nº 10.052) expresando, al amparo de su libre voluntad y personalmente, su origen uruguayo, en total acuerdo con la Ley de Organización Consular (21 de mayo de 1906) y el artículo 85 de su reglamentación del 17 de enero de 1917.
Allí el cantor no sólo expresa su nacionalidad uruguaya sino también el haber nacido el 11 de diciembre de 1887 en Tacuarembó, ser soltero, artista, domiciliado en la calle Rodríguez Peña Nº 451. Dice ser hijo de Carlos, de nacionalidad uruguaya, fallecido, y de María Gardel, de la misma nacionalidad y también fallecida.
Que ambos progenitores eran uruguayos, que se llamaban Carlos y María, y que habían fallecido era cierto, según vimos con mayores detalles en su momento. En cambio, no era real el apellido de la madre que posiblemente lo menciona para justificar el origen del suyo.
Es importante aclarar que aunque Berta (la mujer que fue obligada a recogerlo de niño) se llamaba en realidad María Berta Gardes, no se está refiriendo a ella debido a que ésta vivía y gozaba de buena salud y el cantor declara que su madre había fallecido, lo cual era cierto. 
Al solicitar ser registrado como uruguayo y carecer de documentación (recordemos que por la forma en que llegó al mundo, y los prejuicios de la época, su nacimiento no fue registrado), su declaración fue avalada por dos testigos también uruguayos: José Razzano y Juan Laguisquet (funcionario policial uruguayo radicado en Buenos Aires).
El original de este documento, en noviembre de 1981 fue remitido por la señora Adela Blasco viuda de Armando Defino (quien fuera el apoderado de Gardel en los últimos años de su carrera) a la presidenta de la Casa del Teatro, señora Iris Marga, acompañado de una carta que dice textualmente: 
“Tengo en mi poder desde hace muchos años el documento original cuya entrega le hago en este acto; es mi deseo que la institución que usted tan dignamente preside, lo conserve como medio desvirtuante de la nacionalidad uruguaya que desaprensiva e infundadamente algunos le han querido atribuir a nuestro querido Carlos Gardel. El documento es absolutamente falso y fue obtenido por Carlos por mediación de un amigo y de un funcionario consular uruguayo de entonces con el único fin de poder tramitar posteriormente la ciudadanía argentina. No lo he querido destruir en homenaje a la verdad que el propio Carlos nos ha relatado tanto a mi fallecido esposo Armando Defino como a mí misma. La situación personal de Carlos, como nativo francés, colocado ante las dificultades que lo señalaban como desertor -y para peor en tiempos de guerra- y su vehemente deseo de obtener por derecho la calidad de ciudadano argentino, que ya le pertenecía por ejercicio y amor a nuestro país, explican la actitud asumida en la emergencia y todo el tejemaneje en torno a esta cuestión. Al respecto habíamos recibido aclaraciones de su propia y “venerada madre”... Por lo demás las atestiguaciones hechas en su testamento son irrebatibles.”
Sobre esta carta, dice Ricardo Ostuni, en su obra “Repatriación de Gardel”: 
“La señora Adela Blasco de Defino fue quien realmente publicó en 1967 el libro que firma su fallecido esposo Armando Defino. En esta obra dejó escrito que nunca supo, porque su discreción no le permitió indagar sobre el tema, las verdaderas causas del supuesto fraude de identidad consumado por Gardel. Catorce años más tarde confía haber sabido siempre esas razones ¿Cuando dijo la verdad? Por otra parte si el objetivo de Gardel era obtener la ciudadanía argentina, no necesitaba en absoluto del ardid previo de fraguar una identidad uruguaya. Además no es cierto, como lo pretende la señora de Defino (...), que Gardel obtuviera el documento consular en tiempos de la guerra. Ésta había concluido en 1918 y la certificación es de 1920. En otro párrafo reitera que ha creído conveniente formular estas breves aclaraciones sobre las circunstancias que rodearon la confección del apócrifo certificado de nacionalidad uruguaya de Gardel. Sin embargo es de acotar que su esposo, certificó en más de una oportunidad y ante escribano público, los mismos datos de filiación que ella impugna”. 
La señora de Defino no tuvo otro camino que seguir y decir lo que dijo. La destrucción del documento, del que se conocía su existencia, hubiese demostrado la intención de querer ocultar una prueba importante de la verdadera nacionalidad de Gardel. Lo mejor, para evitar sospechas, era depositarlo en alguna institución como la Casa del Teatro y por su propia cuenta y riesgo declararlo falso.
El investigador Nelson Bayardo, en su obra “Carlos Gardel a la luz de la historia”, dice: 
“El documento resulta jurídicamente perfecto y es a partir de él que Gardel logrará tres años después su carta de ciudadanía argentina. Se trata de un documento auténtico expedido por autoridades competentes –tanto uruguayas como argentinas- según atribuciones legalmente otorgadas, y que jamás fue impugnado de falsedad formal o material, haciendo plena fe del nacimiento del artista en suelo uruguayo”.
Este documento fue hallado en los años de la década de 1960 y además de la nacionalidad de sus padres figuran los nombres y su condición de fallecidos coincidiendo con los datos a que había arribado el investigador Erasmo Silva Cabrera en sus arduas indagaciones.
En este documento, Gardel modificó su edad al declarar que nació en 1887. Como muchos artistas, aprovechando la oportunidad, se quitó algunos años, en este caso, cuatro. Esta situación difiere notablemente de la que plantea el testamento que, en su necesidad de identificarlo con el francés Charles Romuald, cae en el absurdo de agregarse tres años ya que habiendo (supuestamente) nacido en 1890, declara que ha llegado al mundo en 1887.
El Jefe de Investigaciones de la Policía Federal Argentina, el uruguayo Eduardo De Santiago, fue quien asesoró a Gardel para que éste pueda obtener su “Registro de Nacionalidad Uruguaya”, luego la naturalización como argentino, su Libreta de Enrolamiento, pasaportes, etc...
Para poder legalizar la situación de Gardel, este funcionario debió hacer desaparecer de alguna forma los expedientes policiales del cantor.
Eduardo De Santiago (1877-1946) a los 20 años de edad a raíz de los acontecimientos políticos en Uruguay, que culminaron con una revolución, se trasladó a Buenos Aires e ingresó a la Policía, donde, a partir de 1920 es nombrado Jefe de Investigaciones de la Policía Federal. De no haber sido por el nombramiento de este compatriota, Gardel hubiera tenido serios problemas en su ascendente carrera e incluso, debido a su falta de documentos, pendía sobre sí la permanente posibilidad de ser deportado al Uruguay, donde siempre declaró haber nacido.
Hasta ese entonces la situación fue sobrellevada con la influencia política de amistades del Partido Conservador, como la de los hermanos Traverso, Juan Ruggiero y otros, que ya no tenían el mismo poder que ostentaban antes de la llegada del Partido Radical, con Yrigoyen, al gobierno en 1916. 
A continuación una fotocopia del documento en cuestión.
(CONTINUARÁ)

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