domingo, 4 de diciembre de 2016

HISTORIA DE LA “GRIETA” – 3

HISTORIA DE LA “GRIETA” – 3

Si bien la hoy famosa “Grieta”, de la que tanto habla Jorge Lanata (un periodista que se dio vuelta como una media y hoy es asalariado al servicio de Clarín) fue sacada a la luz por los historiadores revisionistas, ya había sido abierta por Lavalle cuando fusiló a Dorrego y lo reemplazó en el poder.
Hasta la caída de Rosas no había en nuestro país una historia escrita. Los curiosos se guiaban por lo que contaban quienes habían sido testigos de algunos hechos, por los recuerdos que tenían otros de lo que contaban sus mayores, por las anécdotas y leyendas que circulaban, etc…
Debemos tener en cuenta que casi nadie escribía nada acerca de nuestra vida política ya que, prácticamente, escaseaban los lectores en una sociedad donde casi el 80 % de la población estaba compuesta por analfabetos o, en el mejor de los casos, por analfabetos funcionales.
Se llama analfabeto funcional a toda persona que habiendo aprendido a leer y a escribir es incapaz de redactar y de entender el significado de un texto cuando lee. Y, aunque parezca mentira, todavía hoy se pueden hallar con cierta frecuencia analfabetos funcionales, leen pero preocupados en desentrañar el mecanismo de la lectura no pueden entender lo que leen (como los niños en la primera etapa del aprendizaje), funcionan como analfabetos.
Por otra parte, la pequeña clase ilustrada vivía muy preocupada por los hechos del país que aún estaba en formación y no se tomaba el tiempo necesario para escribir.
Recién después que Rosas fue derrotado en 1852, se comenzó a escribir la historia ante la necesidad de justificar la lucha contra el “sanguinario tirano”. Los vencedores organizan el país de acuerdo con las pautas del liberalismo y, con esa orientación escriben los primeros historiadores argentinos lo que hoy llamamos Historia Oficial; en ella el pueblo no cuenta debido a que no comparte ni apoya mínimamente el liberalismo (tal como ocurre hoy en día).
Los primeros autores de la Historia Oficial fueron Vicente Fidel López (1815-1903) y Bartolomé Mitre (1821-1906). Esta historia fue muy criticada por su falta de objetividad al no incluir al pueblo dentro del proceso histórico y por las excusas con que pretendían justificar sus actuaciones ignorando no sólo al pueblo sino además despreciando todas las expresiones populares (música, danza, costumbres, tradiciones, lenguaje, etc.)
Para los conservadores liberales el pueblo fue siempre un obstáculo molesto (y hoy podemos comprobar fácilmente el desprecio que sienten por quien se gana el pan trabajando). Para estos historiadores, el populismo de los federales era el pasado y había que dejarlo atrás, había que eliminarlo.
Pero durante el gobierno de Mitre (1862 a 1868) muchos escritores y políticos escribieron fuertes críticas, como Juan Bautista Alberdi (1810-1884), José Hernández (1834-1886), Rafael Hernández (1840-1903), Carlos Guido y Spano (1827-1918), Olegario Víctor Andrade (1839-1882), Miguel Navarro Viola (1830-1890) y muchos más. Estos autores podrían ser considerados los primeros revisionistas, pero en realidad no escribían historia, sólo combatían el sistema de gobierno conservador implantado por la fuerza. Hasta comienzos del siglo XX la historia fue la que iniciaron Vicente Fidel Lopez y Bartolomé Mitre, es decir, la Oficial. 
El primer historiador revisionista fue Adolfo Saldías (1849-1914), un abogado liberal que admiraba a Mitre y que pretendía sucederlo en eso de contar la historia. Pero Saldías, con una lealtad intelectual incorruptible, comenzó a ver ciertas documentaciones dejadas de lado, escondidas y “olvidadas”. Viajó a Londres donde vivía Manuelita, la hija del “bestial tirano” y leyó los archivos de su ya fallecido padre.
Saldías fue acopiando información y en 1888 publica su nueva versión de nuestra historia enviándole un ejemplar de la misma a Bartolomé Mitre quien condenó los resultados de aquel trabajo y a su autor. El libro fue secuestrado por el régimen “democrático” de los conservadores y nunca se publicó comentario periodístico alguno, ni siquiera para condenarlo. La obra de Saldías era el trabajo honesto de un liberal que, por sobre todas las cosas, aprobaba la defensa de la soberanía nacional del gobierno de Rosas al igual que al “despreciable populacho”.
La reprobación de Mitre no hizo más que dar paso al inicio del revisionismo histórico argentino. Es que hay gente “caprichosa” que no quiere aceptar las mentiras de la Historia Oficial. Bien se puede decir que Saldías fue el primer “caprichoso” que deseaba conocer la verdad oculta. 
Armando Lofiego
(CONTINUARÁ)

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