domingo, 4 de diciembre de 2016

A CADA CHANCHO LE LLEGA SU SAN MARTÍN

Es éste un refrán que alude a que cada cual recibirá su castigo cuando no ha vivido o no se ha comportado correctamente. El día de San Martín es una festividad que se celebra el 11 de noviembre en honor de Martín de Tours, siendo durante siglos una fecha en la cual, en muchos pueblos de España y Francia, se hacían grandes festejos, celebraciones y banquetes que incluían la matanza de cerdos.
Tours es una ciudad francesa cuya población en la actualidad es de 150.000 habitantes. La región es conocida como "El jardín de Francia" y se la considera la "Ciudad del Arte y la Historia". Es conocida, fundamentalmente por la calidad de sus vinos y por la pureza con que allí se habla el francés.
En el año 370 es nombrado obispo de Tours un clérigo de nombre Martín (316-397) luego elevado a Santo… ¿Pero quien era San Martín de Tours?
Este obispo nació en Pavía, ciudad situada en el Suroeste de la Lombardía, en el norte de Italia, a 35 km al Sur de Milán. En el año 331; a los 15 años entró en la Guardia Imperial Romana, en la que permaneció hasta los 40 años de edad (año 356) en la región de lo que hoy es Francia.
En el invierno del año 337 (a los 21 años) se encuentra con un mendigo tiritando de frío, a quien le da la mitad de su capa. Al día siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto. Esta es la escena que siempre se ha preferido para representarlo.
Ese hecho lo impresionó tanto que Martín terminó abandonando el Ejército Romano y se convirtió al cristianismo. Se bautizó y se dedicó a la evangelización y lucha contra las costumbres paganas.
Después de su muerte, se transformó en una de las leyendas que han contribuido a través de los siglos a difundir la devoción y la Fe por Cristo.
¿Pero cómo llegó San Martín de Tours a Buenos Aires?…
En junio de 1580, cuando Juan de Garay funda lo que luego sería la capital Argentina, la pequeña población guaraní traída del Paraguay y las autoridades clericales deciden elegir al santo patrono de la ciudad.
Al no haber acuerdo, Garay mete en una bolsa los nombres escritos de los posibles candidatos y un niño retira uno. El santo que salió fue San Martín de Tours; los clérigos no aceptan que un santo francés sea el patrono de una ciudad que pertenecía al reino de España. Más aún teniendo en cuenta que las relaciones entre España y Francia no eran demasiado cordiales y se resuelve hacer el sorteo nuevamente. Pero el Santo que sale es nuevamente San Martín de Tours.
Una nueva negación por parte de los clérigos y un tercer sorteo. Vuelve a salir San Martín de Tours y todos comienzan a pensar que aquello era la voluntad de Dios… Finalmente el santo es aceptado y pasó a formar parte de la cultura de los porteños.
Actualmente el día se San Martín de Tours suele pasar inadvertido, pero en la época del Buenos Aires colonial y durante las primera décadas del siglo XIX, el 11 de noviembre (y días anteriores) se llevaban a cabo grandes festejos populares. A punto tal que era uno de los días más importantes del calendario de la ciudad. Había festivales en todas las calles con fuegos artificiales; ese día no se trabajaba y había una procesión en la calle principal; las clases bajas y las altas se unían en aquel festejo. Al llegar la tarde, la fiesta se continuaba en las casas particulares de la gente. Era un día de regocijo y júbilo para los porteños. 
Desde España siempre se hicieron gestiones para eliminar ese santo; pero resultó imposible, los porteños se negaron siempre a eliminarlo y hasta el día de hoy continúa siendo el patrono de la ciudad aunque ya, prácticamente, nadie lo recuerde. Las gestiones españolas arreciaban con más ímpetu cada vez que entraban en conflicto con Francia; aún así los porteños se negaban y asumían las consecuencias que ello podría aparejar. Incluso los reyes de España llevaron el reclamo al vaticano y la respuesta fue que era voluntad de Dios y del pueblo de esa ciudad que San Martín de Tours sea el patrono de Buenos Aires.
Todavía en la primera mitad del siglo XX mucha gente continuaba repitiendo aquello de que “a cada chancho le llega su San Martín”.
Este refrán llegó a ser tan popular que el poeta Enrique Dizeo (1893-1890) le puso letra a un tango de Eduardo Bonessi (1897-1981) titulado “Echaste buena”. Y Carlos Gardel lo grabó en diciembre de 1925 en Barcelona con el acompañamiento de una sola guitarra.
La letra relata las peripecias y andanzas de un personaje de dudosa moralidad y finaliza con la siguiente advertencia:
Pero acuérdese compadre que le ha de llegar su fin
Lo hemos de ver en la vía taciturno y agachado
Que a cada chancho, no hay duda, le llega su San Martín
Actualmente, en Argentina muchos creen que este dicho se refiere al Libertador general San Martín.
Armando Lofiego

Tango cantado por Carlos Gardel
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