jueves, 6 de agosto de 2015

Primeras giras profesionales

UNA ACLARACIÓN PREVIA
En la entrega anterior comenté que Carlos Gardel fue enrolado dos veces, es decir, tuvo dos libretas de enrolamiento. Considero importante aclarar que esos dos enrolamientos debieron cumplirlos todos los ciudadanos nativos o naturalizados en la Argentina debido a una ley que obligaba a ello para corregir algunas anomalías cometidas durante el primer enrolamiento que se realizó a partir de 1911. El segundo documento obtenido en 1927 dejaba sin efecto al primero, es decir, lo anulaba.
Poca gente conoce esto que para mí fue algo que supe desde mi infancia porque ese año (1927) mi padre estaba haciendo el servicio militar obligatorio y en la fotografía de su Libreta de Enrolamiento, obtenida en las instalaciones del Ejército Argentino en que cumplía con sus obligaciones militares, aparece (como muchos conscriptos de esa época que debieron enrolarse nuevamente), con la chaqueta y cuello que usaban los conscriptos de esa época, además de lucir el corte de pelo casi al ras del cuero cabelludo que exhibieron los soldados hasta bien entrada la década de 1950.

XVI- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA

Retomando el documento en que Berta Gardes denuncia la desaparición de su hijo, encontramos en él otros datos que tampoco coinciden con el aspecto físico de Carlos Gardel. En efecto, Berta dice, por ejemplo, que su hijo tiene ojos marrones cuando sus amistades describieron siempre al cantor con ojos oscuros y en su Libreta de Enrolamiento aparecen definidos como “pardos y medianos”. Este documento policial nos da la pauta de que doña Berta vivía por entonces con su hijo Charles, o Carlos Gardes como figura en la comparecencia. El texto íntegro de la denuncia hecha por Berta dice:
“En la Capital Federal el día 30 del mes de enero de 1913, siendo las 10 a.m., compareció a esta oficina una persona que previo juramento que prestó en forma al sólo objeto de comprobar su identidad, dijo llamarse Berta Camares viuda de Gardes (sic), ser de nacionalidad francesa, de profesión planchadora, de estado viuda, de 47 años de edad, domiciliada (en) calle Corrientes Nº 1557 e hizo la siguiente denuncia:
Que se presenta a esta oficina a fin de que se recomiende el actual paradero de su hijo Carlos Gardes el que es francés, de 22 años, trigueño, pelo castaño oscuro, ojos marrones, tiene una cicatriz cortante debajo de la oreja derecha, es grueso y alto, viste de negro, y como desde el domingo que fue a las carreras no ha vuelto al hogar, pide a esta oficina se averigüe si le ha ocurrido algún accidente o si estuviera detenido, que de lo ocurrido no dio cuenta a (la) seccional con lo que terminó la presente y leído que le fue, se ratificó y firmó. Berta Gardes”.
Aquí considero de gran interés aclarar que por aquella época la pasión popular más grande eran las carreras hípicas. El fútbol todavía era algo nuevo y aún no tenía el arraigo que tuvo a partir de la década de 1940. Yo recuerdo que en dicha década, la mayoría de las personas mayores no mostraban un gran interés por el futbol. Mi padre, nacido en 1906, y mis tíos (mayores aún que mi padre) jamás se mostraron interesados por el fútbol. Ni hablar de los abuelos que consideraban al fútbol un deporte de tontos. El fanatismo masivo y popular por el fútbol comenzó y creció aceleradamente a partir de 1944, ’45 ó ’46. Los diarios, hasta entonces, en primera plana publicaban noticias sobre carreras hípicas más que de fútbol.
Esto no significa que vivíamos en un país donde la gran mayoría de los hombres eran “burreros”. Las carreras de caballos era un espectáculo al que concurría muchísima gente por el simple hecho de pasar una tarde entre amigos mirando las carreras. Los verdaderos “burreros” eran los que tenían el vicio de hacer apuestas compulsivamente como fue el caso de Carlos Gardel, por ejemplo.
Pero volviendo al documento policial, quizás, el detalle más interesante es que doña Berta afirma que su hijo es trigueño y no se refiere a sus ojos, que define como marrones, ni a su pelo, que dice es castaño oscuro. Se refiere, sin lugar a dudas, al color de su piel, cuya tonalidad se halla ubicada entre el moreno (que es el color de piel mate negruzca) y el rubio (cuyo color de piel es blanco con matices dorados).
Es imposible confundir un trigueño con un blanco, un negro, un rubio o un mestizo, y más imposible aún es que lo confunda una madre.
El trigueño es muy destacable por la especial belleza que tiene el matiz de su piel y nunca nadie dijo que Gardel era trigueño. Su Libreta de Enrolamiento especifica claramente “color de piel: blanca”.
Quienes adhieren a la Historia Oficial, cuando se refieren a este documento policial saltean el vocablo trigueño.
Rodolfo Omar Zatti, por ejemplo, en su invalorable estudio sobre Gardel y el turf, publicado en 1990, reproduce parte de este documento diciendo:
“francés, de 22 años, pelo castaño oscuro...”
en el segmento donde la policía documentó:
“francés, 22 años, TRIGUEÑO, pelo castaño oscuro...”.
Es difícil “digerir” el término trigueño y, al mismo tiempo, afirmar que Gardel era francés, motivo por el cual resolvieron ignorarlo y seguir adelante como si no existiera. Así lo hizo también el profesor inglés de historia Simón Collier en su libro “Carlos Gardel, su vida, su música, su época” y así lo hicieron y hacen infinidad de autores adherentes a la Historia Oficial Argentina.
Después que doña Berta deja asentada su comparecencia, retorna a su domicilio y al parecer encuentra allí a su hijo Charles pues ese mismo día 30 de enero vuelve a la División Investigaciones para anular la comparecencia anterior.
Este hecho fue documentado por la Policía Federal Argentina de la siguiente forma:
“Enero 30 / 913. En la fecha compareció nuevamente la interesada, solicitando se deje sin efecto el pedido formulado, en razón de haber aparecido el causante con lo que terminó el acto y leído firmó de que certifico. Berta Gardes”.

EL CUARTETO EN ZÁRATE

Mientras Berta buscaba a su hijo, Carlos Gardel se encontraba ensayando con sus compañeros debido a que Saúl Salinas impuso la condición de cantar con el cuarteto a dos voces y eso era algo desconocido para todos.
Tanto el “Dúo Gardel-Martino” como también ocurriría luego con el “Terceto Gardel-Martino-Razzano”, cantaron siempre con un mismo tono, es decir al unísono, como si se tratara de un pequeño coro, esto es, haciendo entre todos una sola voz. Pero ahora el cuarteto iba a cantar dividido en dos partes y, cada una de las partes lo haría en un tono distinto, lo cual, si bien les resultaba bastante más complicado, le otorgaría al conjunto una gran riqueza armónica y una notable belleza estética.
El trabajo, durante los ensayos, resultaba extenuante y el tiempo los
apremiaba, debido a que querían debutar en Zárate durante el carnaval de 1913 que, ese año, cayó en los días 2, 3 y 4 de febrero. De manera que, supuestamente, el día 1º de ese mes parten hacia la mencionada localidad sin contar con un contrato previo y sin el conocimiento de alguna persona que, una vez en el lugar, los pudiera recomendar o ayudar de alguna manera.
Marchaban todos, a la buena de Dios. Por entonces, el Partido de Zárate contaba con una población de, aproximadamente 28.000 habitantes.
Una vez instalado el cuarteto en la ciudad cabecera de dicho partido, logra actuar en varios boliches donde, como único pago, el dueño del local les entregaba una botella de licor que los cantores rifaban entre la concurrencia para recaudar algunos pesos. Pero como el negocio no marchaba, al cabo de un tiempo, los cuatro cantores, con el dinero de las rifas, huyeron del hotel en que se alojaban sin pagar la cuenta.
No he hallado datos que puedan servir para determinar, aunque sólo sea aproximadamente, el tiempo que el conjunto permaneció en Zárate. Personalmente estimo que estuvieron allí por lo menos durante todo el mes de febrero tratando de juntar una suma de dinero para poder pagar las deudas y al no alcanzar ese objetivo, decidieron escapar sin pagar y, tal vez, debieron permanecer sin actuar durante un tiempo para pasar desapercibidos después de haber fugado del hotel. También es muy probable, aunque no me ha sido posible documentarlo, que el conjunto se haya presentado en algunos escenarios de Baradero antes de llegar a San Pedro.

EL CUARTETO EN SAN PEDRO

Cuando se vuelven a tener noticias de los cuatro jóvenes artistas, éstos ya se encuentran instalados en San Pedro, ciudad cabecera del Partido que lleva el mismo nombre y que hacia los años de la década de 1910 la población de todo el Partido aproximadamente era de unos 25.000 habitantes.
Los cuatro jóvenes artistas llegan hasta allí buscando protección y ocasionalmente se relacionan con el comisario Walter Terrada quien intercede ante el dueño del cine de San Pedro con la finalidad de hacer actuar a los muchachos durante los intervalos.
En la mencionada sala, son escuchados por los señores Perazzo y Mendizábal, que eran dos políticos que tenían cierta influencia en el pueblo. Ambos dirigentes, intercediendo por ellos, logran hacerlos actuar en el club Social de San Pedro. Pero, económicamente, las cosas continúan mal y Salinas decide abandonar al grupo.
Tampoco en San Pedro, se conoce cuanto tiempo estuvieron los “artistas”; supuestamente se quedaron durante un período bastante extenso ya que no se registra la actuación de los mismos hasta el mes de julio en la ciudad de San Nicolás. También es posible que hayan actuado en Ramallo antes de llegar a San Nicolás.
(CONTINUARÁ)

No hay comentarios:

Publicar un comentario