lunes, 3 de agosto de 2015

Pobre mi madre querida, y otras composiciones

XV- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA

14- POBRE MI MADRE QUERIDA

La última grabación registrada por Carlos Gardel para el sello Columbia corresponde a la obra más famosa y difundida del payador José Betinotti quien fue el más popular y querido por el público del Río de La Plata.
Betinotti había nacido en la ciudad de Buenos Aires el 25 de julio de 1878. En 1898, a los 20 años, conoce a Gabino Ezeiza que lo induce a volcarse al canto improvisado. Al poco tiempo comienza a enfrentarse con los payadores más famosos de su tiempo, tanto en Buenos Aires cómo en el interior del país haciendo giras.
Escribió una innumerable cantidad de canciones y publicó libros de versos: el primero fue un folleto titulado “Mis primeras hojas”, al que luego le siguieron “Ideal de mi esperanza” y “Lo de ayer y lo de hoy”, en 1909. En “Lo de ayer y lo de hoy”, publicó los versos de “Pobre mi madre querida” bajo el titulo “¡Cuanto siento!”.
Colaboró en la revista “La pampa argentina” y en 1912 publicó el libro de versos “De mi cosecha” donde los versos titulados “¡Cuánto siento!” reaparecen, pero esta vez bajo el título con el que desde entonces fueron conocidos: “Pobre mi madre querida”.
En líneas generales puede decirse que los versos del payador José Betinotti, contienen un acento triste.
En dichos versos suelen aparecer con demasiada frecuencia expresiones de un amor hacia la madre cargado de culpas. Las obras “Pobre mi madre querida” y “Como quiere la madre a sus hijos” son dos claros ejemplos de ese doliente estilo.
José Betinotti falleció en su ciudad natal, Buenos Aires, el día 21 de abril de 1915 y de sus obras, Gardel, en algunas cantando solo y en otras a dúo con José Razzano, grabó los siguientes títulos:
-“Puntana”(zamba)
-“Tu diagnóstico” (vals)
-“Pobre mi madre querida” (vidalita)
-“Adiós que me voy llorando” (canción)
-“Como quiere la madre a sus hijos” (vals)
El tema del amor culpable hacia la madre por parte del hijo varón, generalmente único y sin padre, es muy anterior al tango ya que desde la mitad del siglo XIX, en mucho mayor proporción de lo que se suele suponer, estas madres solían ser solteras y cuando envejecían, en una sociedad cruel y desprotegida, quedaban al cuidado del hijo. Esta circunstancia, muchas veces, originaba una interdependencia maternofilial tan grande, que con cierta frecuencia, el hijo varón no se casaba por no abandonar a su madre. Y aunque, a través de los años, la sociedad fue tratando de igualar los derechos de la mujer con los del hombre, quedaron, en la cultura del Río de la Plata, ciertas sombras de aquella interdependencia entre el hijo varón y la madre que se suele manifestar por medio de un mal entendido “sacrosanto amor por la vieja”.
Estas virtuales parejas entre madres e hijos, vivían en medio de una sociedad sin conciencia alguna de esta situación.
Las madres, por lo general inmigrantes europeas, se aferraban a lo único que tenían en nuestra tierra, temerosas de perderlo, y el hijo psicológicamente castrado, se sentía responsable de los problemas y sufrimientos de su “santa viejita” a tal punto que, al no tener una vida independiente, no era capaz de organizar su propia vida.
La música de “Pobre mi madre querida” no pertenece, como se suele creer, a José Betinotti; esta melodía es en realidad una vidalita anónima que el mencionado payador recopiló y usó para cantar sus versos. Según el payador Luis García Morel, esta vidalita fue traída a Buenos Aires por un guitarrista del Norte Argentino donde era un aire popular anónimo.
Parecería ser, aunque no hay otro testimonio que lo confirme, que en el año 1931 Carlos Gardel todavía tenía esta obra en su repertorio pues la cantó en una reunión ante Charlie Chaplin en Francia quien, de acuerdo a lo que relata el mismo cantor en una carta fechada el 11 de mayo de 1931, dirigida a doña Berta... Chaplin “...se emocionó mucho cuando le tradujeron los versos...”
Con esta obra registrada por Carlos Gardel, que corresponde a la número 14 en el orden cronológico que vamos siguiendo, el cantor finaliza su compromiso con la Casa Columbia. No obstante no podrá grabar hasta que no transcurra un lapso de cinco años a contar de la fecha en que fue firmado el contrato: 2 de abril de 1912.
Finalizado pues el contrato firmado con la empresa Columbia, para retomar la trayectoria de Carlos Gardel, recordemos que lo habíamos dejado integrando un trío que debuta durante el transcurso de 1912 en un festival a beneficio que se lleva a cabo en la Casa Suiza de Buenos Aires, que se hallaba ubicada en la calle Podríguez Peña 254. Este conjunto se presenta en el escenario anunciado bajo el rubro “Terceto Nacional Gardel-Martino-Razzano” siendo muy aplaudidos.


APARECE SAÚL SALINAS

Aquella noche estaba presente en la Casa Suiza el popular cantor y guitarrero cuyano Saúl Salinas quien se acercó con la intención de conversar con José Razzano para interesarlo en la formación de un dúo, el “Dúo Salinas-Razzano”; pero el cuyano, al advertir que Razzano tiene ya programada una gira como integrante de aquel trío, desiste. Es entonces cuando los componentes del trío invitan a Saúl Salinas a que integre el conjunto para formar así un cuarteto y, con esa nueva estructura, iniciar la gira por la Provincia de Buenos Aires. Contagiado por el entusiasmo de los integrantes del trío, Salinas finalmente acepta.

EL CUARTETO

Bajo las sugerencias de Saúl Salinas, el cuarteto se organiza para cantar a dos voces: la primera, es decir, la parte aguda, estará a cargo del dúo Razzano-Martino, y la segunda voz, o sea, la parte baja, a cargo del dúo Gardel-Salinas.
A pesar de la breve existencia de este cuarteto, es muy evidente la influencia que tuvo Salinas sobre el resto de sus compañeros, muy especialmente sobre Carlos Gardel y José Razzano, a punto tal que, cuando más adelante llega a formarse el dúo Gardel-Razzano, muchas de esas canciones integrarán su repertorio.
El año 1912 finaliza con el cuarteto vocal seleccionando y ensayando su repertorio para la gira. En esa tarea los encuentra el mes de enero de 1913.

CHARLES DESAPARECE POR CUATRO DÍAS

El día 30 de enero de 1913, la División Investigaciones de la Policía Federal registra la comparecencia de Berta Gardes solicitando por el paradero de su hijo que “desde el domingo, que fue a las carreras, no ha vuelto al hogar”.
Tomando en cuenta que el 30 de enero de 1913 era jueves y el hijo de Berta desapareció el domingo, nos hallamos ante una ausencia de cuatro días. Este detalle nos hace pensar que la persona buscada no podía ser Carlos Gardel, porque Berta nunca mostró tanta preocupación por otras desapariciones del cantor que, según vimos, duraron muchos meses y hasta años. Además, para esta época, Gardel no sólo no vivía con doña Berta sino que además, la veía muy de vez en cuando debido a que andaba embarcado en los primeros intentos por surgir a la popularidad mediante aventuradas giras, como la realizada el año anterior hasta General Pico en la, por entonces, Gobernación de La Pampa, junto a Francisco Martino y que duró tres meses.
Además, tomando en cuenta la descripción que doña Berta hace de su hijo ante la División Investigaciones, es fácil advertir que se trata de otra persona y no del cantor, pues Berta dice que su hijo tiene “una cicatriz debajo de la oreja derecha, (es) grueso, alto y viste de negro” y a Gardel no se le notaba cicatriz alguna para dar ese dato como seña visible identificatoria. Además, en su Libreta de Enrolamiento Nº 236.001, del año 1927, se lee claramente: “Señas particulares visibles: ninguna”.
En esta comparecencia, la persona buscada por Berta es definida como “alto”. Sin embargo, todos los testimonios siempre concordaron en que Gardel era más bien bajo. En la ya mencionada Libreta de Enrolamiento, por ejemplo, se documenta 1,70 m. y es sabido que el cantor usaba grandes tacones y suplementos interiores en los zapatos para elevar su estatura varios centímetros. Es posible que en 1923, cuando obtuvo su primer Libreta de Enrolamiento, la Nº 1.717, le hayan hecho quitar los zapatos para medir su estatura, pues allí su talla era de 1,64 m.
(CONTINUARÁ)

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