miércoles, 16 de marzo de 2016

FLOR DE FANGO (1918)



XXIX- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA


FLOR DE FANGO


La única sesión de grabaciones de 1918, finaliza con el registro del tango “Flor de fango” interpretado por Carlos Gardel. La letra pertenece a Pascual Contursi y la música corresponde al tango “El desalojo” de Augusto Umberto Gentile (1891-1932), pianista y compositor nacido en Roma. Solía reemplazar su segundo nombre, Umberto, por Alberto ya que aquel no era de su agrado. Tocaba piano, guitarra, acordeón y bandoneón de oído y, cuando componía, habitualmente algún amigo le llevaba al pentagrama sus creaciones. Comenzó a componer en 1913 y Gardel le llevó al disco dos tangos de su autoría: “Flor de fango” y “Desdichas”
Augusto Gentile, no integró jamás orquesta alguna ni hizo giras, ni actuó en radios, ni teatros. En tal sentido, no debe ser confundido con el Augusto Gentile que integró el “Cuarteto vocal Buenos Aires”, ni tampoco con el bandoneonista que tuvo orquesta, actuó por radio y luego viajó a París, con quienes ni siquiera tenía parentesco alguno.

El autor de “Flor de fango”, dirigió una empresa grabadora en Porto Alegre, propiedad de un tal Leonetti y trabajó para Max Glücksmann. Fue un tenaz luchador por el logro del derecho autoral y, en tal sentido, fue dirigente gremial.

Con respecto al tango “Flor de fango”, Contursi cuenta en él la historia de muchas jovencitas que pretendían cambiar su vida miserable por otra alegre y plena de abundancias. La muchachita de este tango nació en “un conventillo alumbrado a querosén” y, a los 14 años, decidió alcanzar a cualquier precio, aquello que sus padres aún no habían logrado: “hacer la América”.

Los inmigrantes llegaban con ese objetivo y muchos de sus hijos quedaban marcados por un inconsciente deseo de “venganza”. Aquella “venganza” contra la vida consistía en hacer fortuna rápidamente para vivir como no habían podido vivir sus padres; para ello, frecuentemente las hijas se volcaban a la prostitución y los varones al delito. En tal sentido, Carlos de la Púa, en su libro “La crencha engrasada” (editado en 1928) sintetizó en un poema toda la tragedia que por aquella época padecieron muchos de los desposeídos que, llegados de Europa en busca de una vida mejor, fueron víctimas de las circunstancias sociales de la época:

LOS BUEYES
Vinieron de Italia, tenían 20 años,
Con un bagayito por toda fortuna;
Y, sin aliviadas, entre desengaños
Llegaron a viejos sin ventaja alguna.

Mas nunca a sus labios los abrió el reproche.
Siempre consecuentes, siempre laburando,
Pasaron los días, pasaban las noches:
El viejo en la fragua, la vieja lavando.

Vinieron los hijos, ¡todos malandrinos!
Vinieron las hijas, ¡todas engrupidas!
Ellos son borrachos, chorros, asesinos
Y ellas, las mujeres, están en la vida.

Y los pobres viejos, siempre trabajando,
Nunca para el yugo se encontraron flojos;
Pero a veces, sola, cuando está lavando,
A la vieja el llanto le quema los ojos.


Carlos de la Púa

La desdichada heroína de “Flor de fango” abandona el conventillo “justo a los 14 abriles” para entregarse a las farras y a “las delicias de un gotán”, es decir, a las delicias o sensaciones relacionadas con el sexo que, por aquella época, sentía la juventud al bailar un tango con el roce de sus cuerpos, cosa que hasta entonces no había ocurrido nunca con otra danza.
Si bien por entonces se bailaban el vals y otros géneros, algunos desde la década de1850 en adelante, las parejas de danzarines se unían tomándose de las manos o rodeando sus cuerpos, pero siempre, en todos los casos, había un espacio entre los miembros de la pareja danzante. El tango, en cambio, es la primera danza en la que los cuerpos se tocan y bailan pegados uno al otro. Ello motivó grandes escándalos e incluso la condena como danza inmoral por parte de la Iglesia.
En la milonga “Un bailongo”, cuya letra pertenece a Andrés Cepeda, se puede apreciar la descripción de un baile en las orillas de Buenos Aires donde los bailarines salen a danzar un tango con sus cuerpos pegados:

Los acordes resonaron
Del bandoneón armonioso,
Cada hembra con su mozo
Salieron como pegaos
Porque el baile había empezao
Con un tango perezoso.


Andrés Cepeda

El tango perezoso era el tango de compás machacón, pesado y lento, lo que permitía a los bailarines apreciar el roce de sus cuerpos.
La muchacha de “Flor de fango”, entregada ya a las farras, sintió que además de los goces que le brindaba el tango, le “gustaban las alhajas, los vestidos a la moda y las farras de champán”.
La supuesta heroína de este tango, andaba PELECHADA, es decir, vestida con ropas elegantes y caras. Pelechar significa progresar materialmente, cosa que se nota fácilmente en el cambio de ropas que ya no son pobres, baratas y sencillas. Tener buen peleche significa vestir ropas lujosas o caras.
Se llama NIÑA BIEN (o niño bien) a la persona joven proveniente de una familia adinerada que, por tal motivo, también es conocida, en el Río de la Plata, como FAMILIA DE BIEN o simplemente FAMILIA BIEN.

Se dice que las familias bien, tienen un buen pasar, es decir, “pasan la vida” sin mayores inconvenientes. En las últimas décadas del siglo XIX y comienzos del XX, el medio de transporte más seguro, cómodo y rápido era el tren, motivo por el que a quien tenía un buen pasar vulgarmente se decía que tenía o llevaba un BUEN TREN. Esta muchacha, no era una niña bien, pues provenía de una familia que vivía humildemente; pero se hacía acompañar por una sirvienta para pasar por una NIÑA BIEN ante quienes al verla, la envidiaban porque creían que llevaba o tenía un BUEN TREN de vida, es decir una existencia desahogada y sin problemas:

Anduviste PELECHADA,
De sirvienta acompañada
Pa’ pasarla é NIÑA BIEN.
Fuiste por mucho envidiada
Porque llevabas BUEN TREN.


En su loca carrera por aparentar una vida lujosa, esta muchacha se hizo CHACADORA, es decir, se dedicó a robar dinero u otros valores a los hombres que conquistaba. El vocablo CHACADORA es una deformación (por inversión de las dos primeras sílabas) de CACHADORA que, entre otras cosas, significa “burladora”.

Disponiendo de dinero, alhajas, departamento, automóvil, etc, esta joven pasó a ser la SEÑORA, eufemismo por concubina, de un comerciante MISHÉ, voz del “argot” con la cual se designa al hombre que paga los favores, caprichos y antojos de una mujer. A uno de estos hombres, sin ningún miramiento, lo arruinó y dejó AMURADO, ésto es abandonado, en la mesa de un café:

Te hiciste CHACADORA,
Luego fuiste la SEÑORA
De un comerciante MISHÉ
Que lo dejastes arruinado
Y sin ni medio, AMURADO
En la mesa de un café.


Originalmente se denominaba TONADILLERA a toda mujer que se dedicaba a cantar tonadillas.
La tonadilla originariamente era un género con coplas subidas de tono que se cantaban en ciertos burdeles (con pistas y escenario) de las afueras de la ciudad. En los teatros del centro, hubo tonadillas y tonadilleras que llegaron a ser muy célebres; pero se trataba de canciones y cancionistas refinadas que poco y nada tenían en común con las de los arrabales… Esta muchacha, dedicada a tal actividad, descubre que se encuentra sola en el mundo y sin consuelo porque le falta, desde siempre, el “amor de madre”. Su desgracia es debida a la indiferencia sufrida en los primeros años de su vida por parte de sus padres que vivían ocupados más en los problemas materiales de la vida que en las cuestiones relacionadas con los afectos:

No tenías en el mundo ni un consuelo,
El amor de madre te faltó.


Luego comienza la caída, motivo que la impulsa a liquidar sus alhajas para evitar (o demorar) su derrumbe: alquila una pieza de pensión hasta que al fin, para sobrellevar su fracaso, se hace tonadillera:

Te hiciste TONADILLERA
Pasastes ratos extraños
Y a fuerza de desengaños
Quedaste sin corazón.


Contursi, tras recordar que “las delicias de un tango la arrastraron del bulín”, responsabiliza a los (falsos) “amigos” que la ENGRUPIERON.

Engrupir, es un verbo que deriva del vocablo grupo surgido a fines del siglo XIX para designar ciertas personas que integraban una banda de malhechores, sin llegar a serlo, por una paga, con la finalidad de amedrentar a las víctimas ante el numeroso “grupo” de la banda, es decir que estos personajes, que no eran delincuentes propiamente dicho, iban con ellos para hacer grupo o de grupo. De ahí en más comenzó a llamarse grupo a cualquier mentira, y de todo aquel que engañaba, para sacar algún provecho, se decía que engrupía. También se dice engrupido al que se engaña a sí mismo y cree ser lo que no es. Estos “amigos” engañaron y perdieron a esta mujer como persona (la corrompieron) noche tras noche, en las desenfrenadas orgías en que participaba:

Los amigos te ENGRUPIERON
Y ellos mismos te perdieron
Noche a noche en el festín.


Por entonces no se tenía, una conciencia clara sobre los efectos de las drogas; incluso muchos médicos las recetaban porque resultaban altamente efectivas para sobrellevar ciertas dolencias prolongadas o incurables. Por tal motivo las drogas se vendían en las boticas como cualquier otro remedio y se hallaban fácilmente al alcance de cualquier persona... En la letra del tango “A media luz”, por ejemplo, se cuenta que en un departamento de citas clandestinas ubicado imaginariamente en Corrientes 348, 2º piso, había “como en botica, cocó”; cocó en el argot francés, muy de moda por entonces, significa cocaína. Nuestra “Flor de fango”, al convertirse en la “amiguita de un viejo boticario”, tiene fácil acceso a la droga y por entonces los adictos eran vigilados por la policía, tal como lo dice claramente el tango “El taita del arrabal”:

Pobre taita cuantas noches
Bien dopado de morfina
Atorraba en una esquina
Campaneao por un botón...


Luis Bayón Herrera y Manuel Romero

Esta vigilancia no se debía a una preocupación oficial por el cuidado de la salud pública sino a que las pericias policiales demostraban que, en la generalidad de los casos, los grandes delitos se cometían bajo los efectos de algún estupefaciente. Así, por entonces, una persona drogadicta era considerada peligrosa, o al menos muy sospechosa, de llegar a cometer algún acto delictivo de gran magnitud. Es por ello que, bajo amenaza de denuncia, el hijo de un comisario la chantajea y la explota hasta dejarla en la ruina. Todo ésto, Contursi lo resume en una sola cuarteta que, por esos años, era entendida con claridad debido a que habitualmente las cosas se daban de esa manera.

Después fuiste la amiguita
De un viejo boticario
Y el hijo de un comisario
Todo el vento te chacó


A Pascual Contursi se lo recuerda siempre como al autor de la letra del tango “Mi noche triste” porque éste fue el tema inicial del movimiento que generó el tango-canción. Sin embargo, la obra más interesante de Contursi, por el contenido testimonial de uno de los mas serios problemas de la sociedad de entonces, es sin duda alguna “Flor de fango”.

Pascual Contursi (1888-1932) fue un poeta popular, guitarrero, cantor y autor teatral, nacido en la ciudad de Chivilcoy, Provincia de Buenos Aires... Se radicó en Montevideo desde 1914 hasta 1917. Allí, adoptó la costumbre de escribir y cantar versos sobre la música de los tangos danzantes de moda.

Alrededor del año 1915, al aparecer el tango “Lita” de Samuel Castriota, Contursi le puso una letra que fue la que inició el período del tango-canción. Desde entonces “Lita” pasó a llamarse “Mi noche triste”.

Pero además de este tango y de “Flor de fango”, Carlos Gardel le grabó a Pascual Contursi estos otros temas:

-“Ivette”
-“La he visto con otro”
-“Caferata”
-“Ventanita de arrabal”
-“El motivo”
-“Bandoneón arrabalero”
-“Desdichas”
-“¿Que querés con esa cara?”
-“La cumparsita”
-“Puentecito de plata”
-“La mina del Ford”
-“Pobre corazón mío”
-“De vuelta al bulín”


Contursi escribió además numerosas obras teatrales, algunas de ellas las escribió con la colaboración de otros importantes autores. La letra “Flor de fango”, la redactó sobre la música del tango de Augusto Gentile, compuesto en 1914, titulado “El desalojo”.
Pascual Contursi viajó a París en dos oportunidades: 1921 y 1927. Durante la segunda estadía en la ciudad luz escribió su última letra: “Bandoneón arrabalero”. Poco después comienza a mostrar síntomas de alteraciones mentales hasta que Gardel lo encuentra en la Place Pigalle tiritando de frío mientras se quejaba porque sentía calor. Ante la gravedad de la situación, el cantor envía un telegrama a los familiares de Contursi en Buenos Aires, realiza los trámites para embarcarlo y lo envía por la fuerza encerrado en un camarote, hacia Buenos Aires, donde, en 1929, es internado en el hospicio de Las Mercedes, con serios trastornos mentales. Allí permaneció, entre raptos de lucidez y locura, hasta su muerte.

(CONTINUARÁ)
Flor de fango (tango) Intérprete: Carlos Gardel Más información: http://www.gardel.org/Flor%20de%20fango Letra: Pascual Contursi Música: Augusto Gentile Matr...
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