miércoles, 10 de febrero de 2016

FLOR DE DURAZNO (segunda parte)



LXIX- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA

“FLOR DE DURAZNO”

El 25 de septiembre de 1917 se ofrece al periodismo la película “Flor de durazno” que es estrenada en función benéfica tres días después, el 28 de septiembre, en la sala del Cine-Teatro Coliseo, ubicado en Charcas 1109. Al día siguiente, 29 de septiembre, la película se estrena en forma comercial en el Cine Select de la calle Suipacha 482. El mismo día en que es exhibida al periodismo, 25 de septiembre, el diario “Última Hora” publica este comentario:
“La cinematografía ha llegado a ser un arte, no sólo competidor, y si se sabe aprovechar auxiliar del teatro, sino que llegando a la poesía épica, sobre todo a la novela, toma su base mas considerable y fuerte en la más bella literatura. Ni el cine perjudica el teatro ni perjudica al libro, como han creído algunos espíritus equivocados. Antes al contrario, sirviendo para ellos de amenísima vulgarización, ha dado a conocer al público que no las ha leído, varias obras maestras, despertando el deseo de conocerlas mejor en su fuente natural y deleitarse con su lectura.
Hasta los poemas clásicos han pasado por el blanco lienzo de las proyecciones. Y las grandes creaciones de la literatura dramática y novelesca han interesado a las muchedumbres de la escena cinematográfica. Era menester entonces que nuestra alta y mejor literatura, rica también en belleza (la literaria y la material), de tipos y paisajes, ocupara lugar preferente en la cinematografía, concediendo gran atención a un arte y a una industria que entre nosotros debía y podía alcanzar gran florecimiento. Y así empezó en nuestra patria una labor difícil y arriesgada.
La República Argentina, que tiene elementos de riqueza propia para no depender, como depende, de la industria y de la producción extranjera, en lo que a muchos órdenes se refiere, posee también cuanto hace falta para desarrollar en su suelo la industria cinematográfica, que representaría un buen caudal de dinero y de trabajo, a la vez que la mejor y la más eficaz exaltación y propaganda de nuestra tierra, de nuestros tipos, nuestros monumentos y nuestros paisajes.
He aquí, por lo tanto, el éxito de la novela del Dr. G. Martínez Zuviría, “Flor de Durazno”, conocido escritor, (que) al adaptar para su visión en película la hermosa novela suya del mismo título, ha realizado una labor meritoria señalando una orientación a la producción argentina en ese género industrial. Y, sobre todo, ha dado al público una nueva y briosa obra de arte para su deleite y emoción.
Es difícil asegurar quien es la verdadera figura de “Flor de Durazno”. Se trata de un intenso y verdadero poema de costumbres y cosas nuestras, donde es difícil concretar en tal o cual personaje el eje de la acción. Y todo ésto, hecho con una realidad verdaderamente estupenda, entre cuadros de vida palpitantes de verismo, como no hemos visto en ninguna otra cinta nacional y en muchas extranjeras de grandes empresas. Su asunto, historia de un corazón juvenil, puro e inocente, sin experiencia alguna en la vida, que engañado por su propia bondad no ve el mal en las almas que le mienten amor y que por él desprecia la vida, desechando la paz de su hogar, el beso que no mancha, el amparo que no ultraja, ha sido dirigido en la escena por un novel en el arte mudo: el señor F. Defilippis Novoa, siendo de un interés y de una originalidad tal que la acción se sigue en la pantalla con emoción creciente, y hay momento en que el público olvidando la fábula de la pantalla, concede a sus escenas el mismo valor que a la realidad.
De su trabajo no podemos tachar una sola falta. Al contrario, diremos que ha obtenido un legítimo y meritorio triunfo de dirección artística, puesto que a él se le debe en mayor parte el éxito de la obra, que hemos de confesarlo, temblábamos al sólo anuncio de su prueba, ante el temor de encontrarnos frente a una película sin consistencia artística y falsamente orientada en la realidad del ambiente nacional, tan mal comprendido por nuestros principiantes en el arte de que nos ocupa. Sin embargo, y para bien de todos, sufrimos una verdadera decepción.
“Flor de Durazno” es sin disputa un éxito de nuestra cinematografía, y ¿Por qué no decirlo?, superior a algunas que nos remiten a diario los productores extranjeros. Fotográficamente es también superior.
El operador, Mairoffer (sic), de la Patria Film, ha obtenido un nuevo éxito, quizás el más justo de todos, desde que tropezando con miles de inconvenientes (que no existen en las grandes casas editoras) ha hecho una labor que nosotros aplaudimos.
De los intérpretes ¿por que ocultarlos?, se destacan todos por igual. Ilde Pirovano, la protagonista, principiante en el arte del silencio, ha hecho una verdadera creación de su difícil papel. Ha sido la revelación del público asistente a la prueba de esta mañana. Figueroa, Carlos Gardel (también principiante) y Argentino Gómez, se han destacado del núcleo de los intérpretes nacionales. En sus diferentes papeles han conseguido sobresalir, dando mayor realce a la obra. Lo mismo podemos decir con respecto a la señora Rosa Bozán, Aurelia Musto, María Cambe, Celestino Petray, Pascual Costa y los niños Raúl J. Ungaro y Eduardo Albarracín. Todos han contribuido con su correcta acción al triunfo obtenido por la cinta, que dicho sea de paso, es de lo mejor producido aquí”.
Y aquí les dejo la película "Flor de durazno" que ha sido sonorizada con canciones y cometarios que van siguiendo el argumento.
(CONTINUARÁ)

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