sábado, 18 de julio de 2015

El sueño, Pobre Flor, Apure delantero buey...

XI- CARLOS GARDEL, SU ARTE SU TIEMPO Y LA HISTORIA

7- El sueño

El 29 de junio de 1852 en la ciudad de México nació Juan de Dios Peza, dramaturgo y poeta que alcanzó en su tiempo un gran renombre en casi todos los países de Latinoamérica.
Aunque su estilo, en los primeros tiempos fue muy retórico y grandilocuente, con el paso de los años se fue haciendo cada vez mas simple, y lleno de gracia y sentimientos, en versos generalmente inspirados en las alegrías y las tristezas de escenas familiares, infantiles y hogareñas, motivo por el que fue llamado “El poeta del hogar”. A este género pertenecen sus poemas “Fusiles y muñecas”, “Mi hija Margot”, “César en casa”, “En mi barrio”, y los libros “Recuerdos y esperanzas”, “Hogar y patria”, etc...
Cultivó asimismo el género dramático con la obra “Últimos instantes de Cristóbal Colón”, de 1874, “Un epílogo de amor”, de 1875, y “La ciencia del hogar”.
Como miembro de la embajada mexicana, se trasladó a España en 1878. Al año de su llegada a la Península Ibérica publicó, “La lira mexicana” y un gran número de artículos sobre temas de su país. Es autor de una antología y de “Leyendas históricas, tradicionales y fantásticas de las calles de México”.
De su vasta obra poética se destacaron siempre “Cantos del hogar”, publicado en 1884 y “Hojas de Margarita”, publicado en 1910.
Es autor también de “La beneficencia en México”, “Canto a la patria”, “Cantos del corazón”, “Flores del alma”, “Horas de pasión”, “Recuerdos e impresiones”, “Poetas y escritores mexicanos”. Muchas de sus obras, fueron traducidas a varios idiomas.
Juan de Dios Peza fue además político y diplomático y, al morir en su México natal, el 16 de marzo de 1910, en Buenos Aires y otras ciudades de la América Hispana, diarios y revistas comentaron su deceso publicando algunas de sus poesías. Andrés Cepeda tomó, de esas publicaciones, una décima que retocó y le agregó otras dos, inspiradas en la del escritor mejicano: las tres décimas fueron grabadas por Gardel bajo el título “El sueño”.
Este trabajo obligó a Cepeda a respetar el estilo del poeta mexicano; por ello, no se encuentran en la obra, a pesar de tratarse de un estilo criollo, vocablos o expresiones locales propias del Río de la Plata.
Dos semanas después de la desaparición del gran poeta mexicano, más precisamente el 30 de marzo de 1910, Andrés Cepeda moría brutal y misteriosamente asesinado.
Es factible que las décimas “El sueño” haya sido el último poema que escribió “el loco” Andrés Cepeda, también conocido como “El Poeta Carcelario.
EL MEDIO ESTILO
Con menor frecuencia, en lugar de la décima, muchas veces se utiliza la octava u octavilla, es decir, la estrofa estructurada por ocho versos. Un estilo conformado en base a octavas, es en realidad un medio estilo aunque en las grabaciones y catálogos se lo mencione siempre como estilo.
Según hemos comentado, el estilo era inicialmente música improvisada sobre décimas. En cambio cuando se improvisan melodías sobre octavas, el supuesto estilo pasa a llamarse medio estilo.
El nuevo nombre no significa que se trata de la “mitad de un estilo” sino que la obra no llega a ser un estilo propiamente dicho, que falta algo o, más adecuadamente, es un “estilo a medias” o “a medio hacer”.
El orden de las rimas en las octavas de los “medio estilos” era el mismo que luego usarían muchas de las letras de los tangos estructurados también por octavas, es decir, el primero y el quinto verso sin rima, el segundo rimando con el tercero, el sexto con el séptimo y, finalmente, el cuarto rimando con el octavo.
Es importante tener en cuenta que los dos versos mencionados en último término (cuarto y octavo) además de rimar, en la generalidad de los casos son versos agudos, lo que significa que terminan con palabras agudas.
La representación gráfica de la octava según el orden en que se suceden las rimas es la siguiente:
1) ---------------------------
2) --------------------------- a
3) --------------------------- a
4) --------------------------- b
5) ---------------------------
6) --------------------------- c
7) --------------------------- c
8) --------------------------- b

8- POBRE FLOR

La grabación número ocho de Gardel, corresponde a una estructura integrada por octavas, es decir, un medio estilo. La obra, titulada “Pobre flor”, es de autor desconocido y en ella no aparecen términos gauchescos, ni arrabaleros, ni siquiera orilleros. Y el tema desarrollado es el mismo que, con los años, pasará a ser común en muchas de las primeras letras de los tangos.
En efecto, las “figuras poéticas” que surgen de esta obra simbolizan a los personajes de la trama: la flor, simboliza a una mujer; el jardinero, a un hombre que la cuida, y el Pampero, es el paso la vida que le hace perder su belleza:
Pobre flor que en el olvido
Te dejó tu jardinero...
Batida por el Pampero
Pierdes fragancia y color
Parecería ser que el tema está referido a una flor que, ante el abandono del jardinero, se va marchitando por el viento y, en consecuencia, ya no atrae al picaflor. Pero estos elementos son usados como símbolos o figuras poéticas, ya que el poema se refiere al hombre que abandonó a la mujer que explotaba porque ya no era joven, y ésta, sin protección y entrada en años, no es visitada por el “cliente”, simbolizado por el picaflor:
Ya no viene el picaflor
Como en tus horas de amores
Algunos investigadores han atribuido estos versos a Isabel Canaveri, que fue la autora de “Flor de cardo”, obra que Carlos Gardel resumió y grabó bajo el titulo “El cardo azul”.
La confusión surgió porque el cantor, cuando registró por primera vez “El cardo azul”, en el año 1917, agregó a las dos octavas que había seleccionado de la obra de la mencionada autora, una de las octavas de “Pobre flor”. A partir de entonces, muchos estudiosos e investigadores, supusieron que las dos obras (“Pobre flor” y “El cardo azul”) eran de Isabel Canaveri.
Las formas poéticas
Es importante señalar, si bien no todas, por lo menos las mas importantes reglas o métodos que suelen utilizarse para escribir las letras de las canciones populares que, al menos en el Río de la Plata, constan fundamentalmente de dos formas básicas en sus modos de expresión: una forma, recta (donde no hay nada que deducir) y otra, figurada donde parece que se habla de una cosa cuando en realidad se está hablando (en una forma simbólica) de otra.
La forma recta es la más sencilla que puede adquirir la poesía y, tal vez, por ello la más usada en la canción popular. En ella, todas las palabras y expresiones mantienen su significado básico, real y verdadero; esto indica que no hay nada que deba ser deducido.
Todo lo que hay que hacer, frente a un poema de forma recta, es interpretar lo que las mismas palabras directamente manifiestan, como, por ejemplo:
Quisiera ser golondrina
Que vuela cortando el viento
Para ir ansioso y decirle
Que es mío su juramento.

APURE DELANTERO BUEY

(Alfredo Le Pera)
La forma figurada en cambio no utiliza las palabras con su sentido real y verdadero es decir que se encuentran trasladadas a un significado distinto (y, muchas veces, muy distinto). El lenguaje adquiere entonces una forma muy particular. Y es, precisamente, en esta forma donde aparece el verdadero sentido poético de lo que se expresa. Un ejemplo bastante simple de forma figurada (o sentido figurado), lo hallamos en estos versos donde los voces "querencia" y "candil" tienen un sentido distinto del real:
Busco en la muerte querencia,
Nada en el mundo me halaga
Porque siento que se apaga
El candil de mi existencia .

SUENA GUITARRA QUERIDA

(Vicente Rossi)
Querencia es el lugar en el que se vive y se ama, y si bien no está asociado con la muerte, que es justamente donde no se vive ni se ama, esta expresión nos habla de un estado particular de desapego por la vida cuando se sufre mucho y en forma casi permanente.
Busco en la muerte querencia
Candil, en estos versos, pasa a ser un sinónimo de vida:
Porque siento que se apaga
El candil de mi existencia
Es decir, que se vive prácticamente sin sentido y, como si se hubiera extinguido el instinto de conservación, simplemente, se existe hasta “apagarse” al igual que la débil llama del candil cuando se le acaba el combustible que la mantiene viva. En este caso, el combustible que mantenía la vitalidad del gaucho era la libertad.
Estos rodeos que se hacen para no nombrar directamente aquello de lo que se habla, técnicamente reciben el nombre de TROPOS y en la poesía popular se suelen aplicar de varias formas.
En la próxima entrega hablaremos de las formas más comunes que pueden adquirir LOS TROPOS en la poesía popular.
(CONTINUARÁ)

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