viernes, 12 de junio de 2015

CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA. Capítulo I.

Aparece José Razzano

Hacia el año 1911, Carlos Gardel ya se había convertido en el cantor del Abasto y paraba, como ya hemos visto, en el famoso café O’Rondeman. Al mismo tiempo en Balvanera había otro cantor, José Razzano, que paraba en el café de Moreno y Entre Ríos conocido como el “Café del Pelado” debido a la calvicie de su propietario.

José Razzano había nacido en Montevideo (en la calle Policía Vieja Nº 14) el 25 de febrero de 1887. Era hijo de Nicolás Razzano, Italiano, carpintero, y Josefina Martino, italiana. A los dos años de edad fallece su padre y viaja con su madre a Buenos Aires radicándose en Balvanera Sur; allí forma parte del coro de la Iglesia Jesuítica y en 1901, contando con 14 años de edad, con la esperanza de triunfar como cantor criollo, viaja a su Montevideo natal en compañía de Roberto Cassaux (otro adolescente que con los años llegaría a ser un importante actor), quien realiza monólogos cómicos. La aventura llega a su fin cuando en la capital uruguaya quedan sin dinero. Otro amigo, Samuel Castriota (1890-1932), los rescata enviándoles dinero gracias a un premio de la Lotería Nacional que había ganado.

En 1903, Razzano ya comienza a ser conocido como cantor criollo en diversos centros gauchescos como “El Pacará” y “Los Pampeanos”. Integra también algunos conjuntos filodramáticos junto a los mencionados amigos Samuel Castriota y Roberto Cassaux. También comienza a cantar en los cafés de barrio y en los comités logrando cierto renombre que lo lleva a registrar sus primeros discos, para el sello “Víctor”, en 1910. Hallándose en esta actividad se relaciona con José Franco, los hermanos Petray, Estela Diana, Ada Cornaro, Julio Guillán Barragán, Amaro Giura y otros personajes que con el tiempo llegarían a ser destacadas figuras en el teatro y la canción.

El primer encuentro

El día 6 de julio de 1935, cuando todavía la muerte de Carlos Gardel era un hecho reciente, la popular revista “Antena” publica una nota realizada por Héctor Battes en la que José Razzano cuenta que...
“Las primeras noticias que tuvo de Gardel fueron en el Mercado de Abasto y en La Boca”... Recuerda además que “un individuo llamado Luis “El Cochero”, que gozaba fama de guapo, le propuso un día ir a casa de un señor Gigena para que le diera una zamarreada a cierto cantor llamado “El Morocho” de quien se decía no tener rival...”

Ante esta propuesta, José Razzano comenta textualmente:
“Al principio me negué pero después accedí y conjuntamente con Luis y Américo De Santis, un muchacho que tenía una voz hermosísima, fui a casa de Gigena. Allí fui presentado a Gardel...”.
Efectivamente, cumpliendo con aquella tradicional costumbre practicada desde muy antiguo por los payadores, José Razzano enfrenta a Carlos Gardel con el objeto de medir las condiciones de cada uno y determinar cuál es el mejor.

La confrontación es llevada a cabo en la casa de un pianista de apellido Gigena (de quien no se tienen más datos) que había ofrecido su domicilio particular para efectuar el encuentro. La casa de Gigena se hallaba ubicada en la calle Guardia Vieja detrás del Mercado del Abasto. Otro personaje, llamado Luis Pellicer (de quien tampoco se conocen más datos), se encargó de las gestiones necesarias para organizar y llevar a cabo la reunión. En la casa de Gigena había por lo menos treinta personas, cuando llegaron Luis Pellicer y José Razzano. Gardel ya estaba allí.

Luego que ambos cantores fueron presentados, José Razzano inició el enfrentamiento entonando los versos de la cifra “Entre colores”.

Entre colores de grana,
Rey del espacio celeste,
El sol asoma en el Este
Con majestad soberana

Carlos Gardel le respondió desgranando los versos del estilo “El Sueño”.

Anoche mientras dormía,
Del cansancio, fatigado,
No se que sueño adorado
Cruzó por la mente mía.

La concurrencia aprobó la labor de ambos y la velada concluyó con un empate según contó José Razzano. Pero a cualquiera que haya escuchado las primeras grabaciones de ambos cantores le resultará muy extraño que se haya declarado un empate ya que es muy notoria la superioridad de Gardel, no sólo sobre Razzano sino además sobre todos los cantores populares de la época según se puede comprobar en los registros que han dejado para la posteridad.

Por esa época a José Razzano lo llamaban Pepe y, como oportunamente veremos después de 1925 comenzó a tener problemas con la voz y, en 1930, por su figura y por su voz ya lo llamaban el Viejo.
Enrique Cadícamo escribió una letra según la cual le decían el Oriental, pero investigando la mentalidad del hombre medio de la época, a ningún uruguayo por entonces se lo llamaba así en mi país. Por esa época para la gran mayoría (y hasta bien entrada la década de 1960) un oriental era un japonés por ejemplo y no un uruguayo. Los que tenemos algunos años recordamos que hasta alrededor de 1950, en Buenos Aires, se hablaba de Montevideo cada vez que se hacía referencia al Uruguay y la inmensa mayoría de los porteños y bonaerenses ignoraba que nuestro país vecino se llamaba República Oriental del Uruguay. Inclusive cuando se escuchaba a Radio Colonia, por ejemplo, se solía decir que era una radio de Montevideo haciendo alusión al Uruguay. Por entonces Montevideo y Uruguay, aquí en mi patria, prácticamente eran “sinónimos”.

El apodo de Oriental dado a José Razzano fue un invento de Enrique Cadícamo para establecer solapadamente una diferencia de origen entre ambos cantores, pues si a Razzano lo llamaban el Oriental y cantaban juntos, eso indicaría que Gardel no lo era. Esto se conjuga con la muy conocida inclinación que tenía Cadícamo para creer o apoyar la idea del francesismo de Gardel.
José Razzano, Pepe, pasó a ser apodado El Viejo debido el deterioro general de su figura y en especial de su voz. Cátulo Castillo dejó documentada esta circunstancia en la letra del tango “A Homero” de Aníbal Troilo:

¿No ves que Pepe esta noche,
No ves que el Viejo esta noche
No va a faltar a la cita?...

El deterioro de la voz de Razzano lo podemos comprobar en la grabación que llevó a cabo del tango Zaraza en el año 1929. A esta interpretación le sigue la que realizó Charlo en el mismo año. Es interesante comparar ambas versiones para diferenciar entre lo que es cantar bien y lo que es rebuscárselas como pueda.
También se puede comparar con esta grabación excelente de Ignacio Corsini, hecha el mismo año que la de José Razzano y la de Charlo, en 1929.

Segundo encuentro con Razzano

La tradicional costumbre, toda vez que se efectuaban este tipo de enfrentamientos, imponía que ahora Carlos Gardel le devolviera la gentileza a José Razzano, debido a que el primer encuentro se produjo en “territorio” de Gardel.
Por tal motivo la segunda reunión es organizada para ser llevada a cabo en la casa del señor Enrique Falbi que, justamente, estaba ubicada en Moreno y Entre Ríos, próxima al “Café del Pelado”.
Entre los allí presentes se encontraba también el cantor y zapateador gauchesco Francisco Martino (que era primo de Razzano) el cual intervino para matizar la reunión entonando algunas canciones de su repertorio.

Francisco Martino

Este importante personaje de la música del Río de la Plata, nació en la ciudad de Buenos Aires el 6 de junio de 1884 y era hijo de don Domingo Martino y doña Brígida Orofino.
Francisco Martino fue guitarrero, cantor, bailarín y autor de famosas canciones, muchas de las cuales fueron llevadas al disco por Carlos Gardel. No hubo rueda criolla ni conjunto gauchesco en todo Buenos Aires que no haya contado con su presencia e intervención a partir del año 1900 en adelante.
Desde muy jovencito se inició en el arte del zapateo, el canto y la guitarra. Era cosa muy frecuente hallarlo luciendo sus habilidades en centros gauchescos como “Los Leales” y/o “Los Pampeanos” (instituciones que hasta hace unos pocos años se encontraban unificadas como un solo centro criollo conocido como “Leales y Pampeanos”), ambas organizaciones se hallaban ubicadas en Barracas al Sur (hoy ciudad de Avellaneda); en tiempos de Gardel se encontraba ubicada en la calle Sarmiento y muy próxima al teatro Municipal Roma.
A esas concurridas y animadas veladas tradicionalistas solían acudir importantes y renombrados personajes que mantenían y fomentaban la cultura gauchesca tales como Julio Guillán Barragán, Santiago Roca, Amaro Giura, Domingo Lombardi, Florencio Iriarte, Nicandro Reyes, Florentino Hernández y muchos otros cultores de no menor importancia.

Separación de Escayola

Mientras tanto, en la ciudad de Montevideo, ese año (1911), el coronel Carlos Escayola y la cantante Pilar Madorell se separan después de varios años de convivencia sin haber formalizado matrimonio. Recordemos que esta mujer, que fue una cantante lírica, se unió al Coronel después de la muerte de María Lelia Oliva, en 1905, y que, virtualmente, fue la madre de Carlos Segundo Escayola, el menor de los hijos del Coronel y hermano menor (entero) de Carlos Gardel.

Ciudad de Tacuarembó

A partir de 1912, Villa San Fructuoso, cabecera del Departamento de Tacuarembó, recibe el mismo nombre del Departamento y pasa a ser Ciudad de Tacuarembó. Sin embargo, el nombre Tacuarembó no logrará desplazar, durante muchos años, al de San Fructuoso. La nominación Ciudad de Tacuarembó sólo es usada en las tramitaciones oficiales y/o legales, pues todo el mundo continúa llamando a aquella población por su nombre primitivo.
En el diccionario enciclopédico “La Fuente” editado en Barcelona en 1934, podemos comprobar que el nombre San Fructuoso aún perduraba, pues donde dice Tacuarembó, cuando se refiere a la ciudad, hallamos el siguiente comentario:
“Ciudad del Uruguay, capital de este Departamento, 16.000 habitantes. Llámase también San Fructuoso”.
Además, en un mapa de Uruguay del mismo diccionario, la capital del Departamento de Tacuarembó todavía (en 1934) figura con el antiguo nombre de San Fructuoso.

La piedra movediza

A poco de comenzar el año 1912, el 29 de febrero, Buenos Aires se conmueve ante una noticia que parecía increíble. La revista “Caras y Caretas”, del mes de marzo de ese año, informa:
“Tandil está de duelo. El famoso peñasco, cansado, sin duda que el público lo contemplara como a un mono sabio, y aburrido de que el comercio lo explotara como imán de turistas, renunció tristemente a su gloria. Renunció al goce de la fama y abandonando para siempre su pequeño punto de apoyo, se suicidó rodando hasta el abismo. Allí, humildemente, como cuadra a todos los caídos se mezcló a la anónima multitud de piedras y cascotes que lo circundaban”.
Efectivamente, el 29 de febrero de 1912, alrededor de las 17 horas, la mole se desbarrancó sin que nadie la viera caer. Todo el pueblo dormía la siesta y despertó sobresaltado por el estruendo. La mayoría corrió a comprobar si aquel estrépito se debió a la piedra. Muchos, al no verla en su lugar, se largaron a llorar.
Tan importante era esa piedra que hablar de Tandil incluía siempre la mención de aquel fenómeno.
En esa época de grandes conflictos sociales circularon en Buenos Aires versiones según las cuales, la caída del peñasco, podía haber sido un atentado de los obreros de las canteras. El gobierno haciéndose eco de tales comentarios ordenó la detención de muchos de ellos. Mientras tanto, un experto en minerología del museo de la ciudad de La Plata trató de hallarle alguna explicación al fenómeno, pero sin éxito. Los detenidos fueron liberados por falta de pruebas.

Dúo Gardel-Martino

La caída de la piedra de Tandil era, como es de imaginar, el comentario obligado de los porteños de ese tiempo; algunos hasta se negaban a creer que aquel hecho fuera cierto y a raíz de ello se tejían las más variadas fantasías.
El suceso era muy reciente cuando, en medio de ese clima tan particular, José Razzano y Carlos Gardel se encuentran por segunda vez.
Para la revista “Antena” del 6 de julio de 1935, Razzano, acerca de aquel día, cuenta:
“Enrique Falbi, muy afecto también al canto, se enteró por los comentarios que yo hacía con Martino de lo bien que cantaba Gardel... y nos propuso que realizáramos una gira por el interior asegurándonos que tendría éxito”.
Falbi, que se desempeñaba como inspector de una compañía de seguros, ofrece a los cantores sus conocimientos del interior de la Provincia de Buenos Aires para que hagan una gira y, tras ganar cierta popularidad, de regreso, en la Capital, algún empresario se interesaría por contratarlos. Pero Razzano desiste porque su madre está enferma y no quiere alejarse. Yo no sé si era cierta la excusa que ponía Razzano; pero sospecho que si estaba impactado por “lo bien que cantaba Gardel”, escuchando las grabaciones de esa época realizadas por Razzano, lo más probable es que no se haya animado. Y de hecho, el Dúo Gardel-Razzano no se formó mediante un acuerdo entre ambos cantores, ya que, como iremos viendo, fue surgiendo por abandono de los integrantes de un cuarteto hasta que dejaron a ambos cantores solos cuando ya Razzano se había ido acostumbrando a cantar con Gardel.

Ante la evasiva de Razzano, Gardel y Martino aceptan la idea de Falbi y comienzan a ensayar. Y así, bajo el rubro “Dúo Gardel-Martino”, ambos cantores se largan a recorrer algunos pueblos del interior de la Provincia de Buenos Aires, realizando una gira que duró varios meses y de la que lamentablemente no han quedado testimonios periodísticos u otras evidencias que sirvieran para establecer fechas, lugares que recorrieron y locales en que actuaron. El debut se produjo en Chivilcoy  para pasar luego a Bragado, 9 de julio y otros pueblos hasta llegar a General Pico, en lo que era por entonces la Gobernación de La Pampa (hoy Provincia de La Pampa). Desde ese lugar, sin pena ni gloria, regresaron a Buenos Aires.
Y para finalizar este capítulo, cómo prueba de mis afirmaciones, aquí les dejo la voz de José Razzano en una grabación del año 1911 para el sello ERA.
(CONTINUARÁ)

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