lunes, 6 de julio de 2015

VOCABULARIO: Yo se hacer

VII- CARLOS GARDEL, SU ARTE, SU TIEMPO Y LA HISTORIA

VOCABULARIO: Yo se hacer

MANEADOR: Se llama así a una tira de cuero, de unos 5 centímetros de ancho, que tiene una longitud de 10 a 12 metros y es utilizada para tener atado (cuando se alimenta o descansa) al caballo. El maneador, o maniador puede tener otros usos, por lo general improvisados. No confundir con la manea.
CABESTRO: Se llama así a una tira de cuero, que se prende a la argolla del bozal por una presilla; tiene aproximadamente un metro mas de longitud que las riendas y hace juego con éstas.
Debido a que el cabestro es un elemento que se usa para sujetar al animal en un sitio determinado, en especial cuando es arisco, suele ser más fuerte y resistente que las riendas (FIGURA 1).
El gaucho en general, llamaba “cabresto” al cabestro y, cuando el caballo era fácil de llevar se decía que era cabresteador.
En España, se llama cabestro al buey manso que con un cencerro guía la manada de toros para que no se dispersen.
PARAR EL RODEO: consiste en reunir el ganado y mantenerlo en un lugar. Se trata de una operación un tanto dificultosa cuando, como refiere el personaje de “Yo se hacer”, es realizada a campo abierto, es decir, en la llanura pampeana, donde no hay mas puntos de referencia que la inmensidad de la planicie y el cielo. El ganado a campo abierto se mantiene unido con cierta facilidad mientras anda. Cuando se detiene la marcha, los animales, lentamente, tienden a dispersarse y el mantenerlos unidos, quietos y tranquilos depende pura y exclusivamente de la habilidad que tenga el gaucho para ello. Parar rodeo o dar rodeo, significa también, reunir al ganado en un determinado lugar para iniciar el remate, venta o simplemente para que algún quejoso, desconfiado, verifique con calma, si es que entre los animales no van mezclados algunos que son de su propiedad. En Entre Ríos y Corrientes se suele utilizar la expresión dar recoluta.
BAQUIANO: En nuestro campo se llama baqueano o baquiano al hombre que conoce perfectamente todos los atajos, caminos, sendas, vados, etc. Este vocablo proviene de baquía, palabra con la que los haitianos designan al conocimiento práctico y profundo de la geografía de un lugar.
Ser “baquiano y rumbiador”, como dice Cepeda, significa conocer la geografía de la zona y no perder el rumbo por mucho que se ande.
Se hacer un lazo trenzao,
Un cabresto, un maniador,
Se parar como el mejor,
Rodeo en un campo abierto
Y hasta en el mesmo desierto
Soy baquiano y rumbiador

LA DÉCIMA

Tanto la cifra “Yo se hacer” como el estilo “Sos mi tirador plateao”, según las versiones realizadas por Carlos Gardel, poseen una melodía monótona y lenta. Prácticamente no existen diferencias suficientemente claras como para distinguir fácilmente que se trata de dos géneros distintos. Por este motivo, a fines del siglo XIX y comienzos del XX, a estas canciones se las llamó décimas.
El estudioso Félix Coluccio, en su importante “Diccionario Folclórico Argentino” dice refiriéndose a la décima:
“Canción pampeana de diez versos, que alguna vez ha llegado a confundirse con la cifra”.
Es importante destacar que la décima y la cifra, fueron también confundidas con el estilo; de donde podemos deducir entonces que hubo un momento en la historia de nuestra música ríoplatense en el que la cifra y el estilo sonaron muy parecidos.
Esta confusión llegó a un punto tal que en 1955 Roberto Grela le acopló a la cifra “Yo se hacer” el acompañamiento de su guitarra a la manera de un estilo. Este trabajo fue editado en 78 r.p.m. con motivo de cumplirse el 20º aniversario de la desaparición del cantor y nunca ha vuelto a ser editado; fue un intento del sello Columbia por darle difusión a aquellas grabaciones que no tuvieron el favor del público debido al pobrísimo acompañamiento original, a cargo del propio Gardel, en guitarra.
El repertorio inicial de Gardel, como el de casi todos los artistas de aquella época (primeros años del siglo XX) estaba directamente relacionado con la exaltación de la personalidad del gaucho en particular, de su filosofía de vida y de todo lo gauchesco en general.

EL VOCABLO “GAUCHO”

Desde mucho tiempo atrás, los estudiosos intentaron desentrañar el origen y significado del vocablo gaucho. El notable político e historiador chileno, BENJAMÍN VICUÑA MACKENNA (1831- 1886), uno de los mas importantes biógrafos de Bernardo de O’Higgins y autor de “Historia de la guerra de Chile con España”, hacia el año 1856 consideraba que el vocablo gaucho provenía del término latino gaudio que significa gozo, indicando, de esta manera, que el gaucho, como característica principal, tenía una gran tendencia a disfrutar de los placeres de la vida sin hacerse demasiados problemas por las cosas.
El médico y naturalista francés VÍCTOR MARTÍN DE MOUSSY (1810-1869), que en 1841 se radicó en Montevideo donde vivió 12 años, a partir de 1855 exploró Paraguay y vastas regiones del territorio argentino.
Como resultado de sus viajes publicó “Descripción Geográfica y Es-tadística de la Confederación Argentina”, obra de cuatro volúmenes editada en París en 1860, donde relacionaba la palabra gaucho con el vocablo araucano gat-chu, deformación de cachu que significa amigo, expresando con ello otra de las cualidades sobresalientes del gaucho.
En 1877, el escritor argentino EMILIO DAIREAUX, oriundo de Brasil (1843-1916), entre otras cosas publicó los libros “Buenos Aires, La Pampa y la Patagonia” y “La vida y las costumbres en el Plata” y creyó que “gaucho” venía del árabe chaouch que significa tropero, aludiendo así a una de las faenas más difundida entre los gauchos.
PAUL GROUSSAC (1848-1929), profesor y literato argentino de origen francés (había nacido en Toulouse). Desde 1885 hasta su muerte dirigió la Biblioteca Nacional. Es autor de varias obras literarias, pero su trabajo principal es de carácter histórico y crítico.
Hacia el año 1893, Paul Groussac consideraba que el vocablo “gaucho” surgía de la expresión guacho, es decir huérfano, aludiendo de esta forma al rechazo que el gaucho mostró siempre por las culturas de sus progenitores, es decir, la cultura europea traída por el conquistador y la cultura del indio.
FILIBERTO DE OLIVEIRA CÉSAR (1856-1910), escritor argentino, autor, entre otras obras, de “Güemes y sus gauchos” y “Leyendas de los Indios Guaraníes”, también en el año 1893, expresó que gaucho estaba formado por gau, proveniente de gauderio, y che que, en araucano, significa amigo.
MARIANO PELLIZA (1837-1902), escritor argentino, autor de libros de poemas y de carácter histórico, en 1894 opinaba que gaucho provenía de guanche que significa torpe, siendo ésta la visión que el hombre de la ciudad tenía del gaucho.
MATÍAS CALANDRELLI (1845-1919), filólogo y escritor argentino, de origen italiano, que durante muchos años fue rector del Colegio Nacional de La Plata, realizó interesantes estudios lingüísticos y escribió varios libros sobre el tema en cuestión.
En 1911 afirmaba que gaucho surge del quechua cauchuk que significa hechicero.
VICENTE ROSSI (1871-1945), periodista, investigador y escritor uruguayo, que entre otras obras escribió “El gaucho: su origen y evolución”, en 1921 aseguraba que “gaucho” venía de huachu, término con el que los guaraníes designaban a cualquier animal doméstico escapado o sin procedencia conocida, ya que esa era la forma de vida de muchos gauchos, en especial durante la segunda mitad del siglo XIX.
ROBERT LEHMANN NITSCHE (1872-1938), médico y etnólogo alemán que actuó en Argentina, donde permaneció casi treinta años. Sirvió como director de antropología del Museo de La Plata, hizo numerosas exploraciones y acopió gran cantidad de información sobre los indígenas, las Lenguas Chon, la Milonga y el Folclore argentino.
En el año 1928, creyó que el vocablo gaucho provenía del término de origen gitano gachó, que significa, individuo de otra raza.
MARCOS MORINIGO (1904-1980) Filólogo paraguayo, estudioso de las culturas de América, radicado en Argentina durante muchos años, en 1963, veía una raíz guaraní en la expresión ca’ úcho que, significa aproximadamente, borrachín.
ARNALDO RASKOVSKY (1907-1995), médico argentino dedicado a partir de 1930 al psicoanálisis, a fines de la década de los años de 1970, expresó (a través de la radio y la televisión) como si fueran sus propias ideas, lo que Paul Groussac había escrito en 1893 que, según hemos visto, establecía que el término “gaucho” surge del vocablo guacho.
A pesar de tantos estudios y estudiosos, considero necesario aclarar que el vocablo “gaucho” ya existía en la lengua española desde mucho tiempo antes de que el mismo gaucho apareciera en la pampa. En efecto, “gaucho” era una voz usada entre los españoles para indicar que algo estaba torcido y posiblemente esa palabra llegó hasta nuestras tierras en boca de los tripulantes de aquel origen quienes al ver a nuestra gente vagando a campo traviesa, apartados de la civilización europea, los llamaron gauchos porque, según ellos, habían elegido un rumbo torcido para sus vidas.
(CONTINUARÁ)

No hay comentarios:

Publicar un comentario