domingo, 5 de abril de 2015
ALGUNAS ACLARACIONES Y COMENTARIOS
Hay momentos en que no sé si continuar publicando todos estos apuntes que tengo guardados desde mi juventud o abandonar. Soy una persona grande y aun conservo plenamente mis facultades mentales. Me pasé la vida estudiando y trabajando y la verdad es que ya no tengo el menor deseo de soportar comentarios tontos por parte de algunos que sólo leyeron “Radiolandia”, “Para ti” o “Antena” y eso les basta para creer que Gardel era francés.
Comencé a investigar a Gardel en el año 1958, a los 17 años de edad, cuando era muy difícil, por entonces, hallar datos serios y medianamente confiables sobre la vida y el arte de Carlos Gardel.
Por ese tiempo casi exclusivamente se hablaba de la peinada, de la sonrisa, de las pilchas, de los zapatos lustrados y de la santa viejecita que coSía y planchaba. Nadie explicaba, por ejemplo, porque cantaba pronunciando la “N” como “R suave”. Muchos sabiondos decían que eso se debía a que era francés, pero ninguno reparaba en que Agustín Magaldi y otros cantores populares o Enrico Caruso y otros cantantes líricos, hacían exactamente lo mismo. Con semejante desinformación (no digo ignorancia porque alguien se puede molestar), durante años, cualquier mameluco con aires intelectualoides me quería explicar cosas que él mismo no entendía o interpretaba muy mal, como por ejemplo el francesismo de Gardel.
El hecho de que yo sea argentino no significa que tenga que ser cómplice de la desinformación (idem anterior) que padecen algunos de mis compatriotas o de las trapacerías que han llevado a cabo otros (y continúan llevando) con fines inconfesables. Pienso que en mi país, como en todos los países de Latinoamérica, las castas dominantes han fabricado su propia historia, una historia plagada de mentiras por el negocio económico y político que estas historias representan para sus intereses. Durante 10 años he tenido una audición radial desde la cual comentaba todas estas cosas que publico en este medio y de vez en cuando, a la salida, me esperaban ciertos personajes que parecían escapados de las letras de muchos tangos que cantaba Gardel. Sólo les faltaba el farol en la espalda, el pucho colgando al costado de la boca y la cicatriz en la cara. A veces eran caras que parecían talladas con un hacha. Me era difícil, muy difícil, entender lo que querían expresar con sus alocuciones entrecortadas que ni ellos mismos podían entender. Dialogar con este tipo de gente me resultaba más complicado que recular en chancletas.
Me querían convencer que Gardel era francés. Cuando agotaban todos sus recursos y no sabían a que recurrir alguno me preguntaba invariablemente si yo era uruguayo a lo que le respondía “no… soy argentino… porque ¿usted es francés?”.
Yo mismo me asombraba de lo descolocados que quedaban. Casi siempre había alguno que para aflojar las tensiones me invitaba con un cigarrillo y, como yo no fumo, los invitaba a tomar algo en un boliche que había en la esquina de la radio. Recién ahí comenzaban a recobrar un aire más amable, a punto tal que al finalizar la reunión no me dejaban pagar, me daban la mano y nunca más los volvía ver.
De igual modo los supuestos historiadores que afirman que Gardel era francés, si no mienten a sabiendas son gente muy desinformada (idem anterior) porque no han investigado nunca nada sobre la tendencia que afirma que Gardel era uruguayo. Para la persona que quiera conocer con más profundidad sobre este tema es indispensable investigar las dos teorías para sacar conclusiones claras; pero no quieren tomarse ese trabajo, es más fácil decir lo que dice la mayoría y listo, no hay que andar dando explicaciones ni probar nada.
Lo grave del caso es que son tan tozudos que hasta se oponían (no se si en la actualidad también) a que los libros de autores uruguayos se vendieran en mi país. ¿Por qué Diantre yo no tengo que acusarlos?... ¿Por qué son argentinos?...
Hasta hace 20 años, por la calle Corrientes, andaban patoteando a los libreros y kiosqueros para que no vendieran libros de autores uruguayos. Yo tuve que ir a comprarlos al Uruguay. Mienten descaradamente. Hace un tiempo atrás, un representante de una asociación, corporación, institución (o como se llame) gardeliana de Buenos Aires dijo que ya se sabía que Gardel era francés porque se hicieron los ADN de los cadáveres de Gardel y de Berta, la supuesta madre. Al mismo tiempo apareció una jueza rechazando la posibilidad de hacer el ADN con los Escayola. Cualquiera dice cualquier cosa, total la gente común no entiende y se lo cree. Hace unos 30 años, en un periódico, si no recuerdo mal “La Maga” (que no se si sigue apareciendo, creo que no), una psicóloga Martha Baez escribió un extenso artículo donde afirmaba, entre otras cosas, que Gardel era francés “como lo demuestra el monumento levantado en Toulouse” (sic). Y lo que hay allí es un monolito que lo instalaron los sinvergüenzas de siempre para poder desarrollar el negocio que representa el traslado de contingentes turísticos de Buenos Aires a Toulouse. Esa noticia yo la leí por radio y comenté que Giusepe Garbaldi era argentino como lo demuestra el monumento instalado en Plaza Italia (Buenos Aires).
Al doctor Alfonsín lo llevaron en 1985 a Toulose para conmemorar el 50 aniversario del accidente de Medellín. Parecen locos… ¿no razonan?… ¿Qué tiene que ver Toulose con la catástrofe de Medellin?... Recurren a cualquier cosa con tal de demostrar lo indemostrable… conmemoran la muerte de Gardel, ocurrida en Medellín (Colombia), en Toulouse (Francia), el lugar que, según creen ellos, nació.
No hace mucho cuando se jugó en Toulouse no se qué partido de no sé qué mundial, los que transmitían el encuentro tenían que decir a cada rato que estaban en la tierra donde nació Gardel.
Toda esta organización tiene las características propias de una mafia donde no importa nada con tal de que la opinión pública crea lo que ellos quieren que crea para mantener su negocio.
En los años ’90 el analfabeto funcional que teníamos por presidente (Menem, y que nadie me venga con que así no debo hablar) a raíz de un viaje que hizo a Francia llevó para obsequiar al gobierno francés una escultura en tamaño natural de Carlos Gardel y se tuvo que volver con ella porque no se la recibieron debido a que de esa persona (Gardel) no tenían noticia de que hubiese sido un ciudadano francés. Me parece que aquella escultura (y espero no equivocarme porque ya han pasado muchos años), quedó abandonada en LRA Radio Nacional y luego nunca más se habló de eso.
Con los años me fui dando cuenta que los que menos conocen, o no conocen nada, son los que más hablan. Según parece, el ser ignorante da derecho a decir y hacer cualquier cosa.
Es posible que en esta exposición se me haya deslizado algún error ya que la estoy improvisando basado exclusivamente en la memoria. Si llegara a ser así, desde ya agradecería reciban mis disculpas y me notifiquen sobre el gazapo que se me haya escapado.
Armando Lofiego
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Armando Lofiego. Recién hoy vi su página y trataré de ver si tiene facebook para poder comunicarme con usted.
ResponderEliminarHa escrito cuatro notas y estas aclaraciones con gran calidad. Las he bajado a word y voy a imprimirlas para mí, ya que tengo varios libros sobre Gardel y estos textos suyos son de una precisión notable. Van a estar junto a los demás libros. Gracias por haberlos escrito. Abrazo grande. Julio Parissi